Las trayectorias divergentes de la FED y el BCE

Tras varias semanas tumultuosas en lo político, los mercados están volviendo a centrarse en las condiciones macroeconómicas con las últimas reuniones entre los principales bancos centrales.

La Reserva Federal, el FOMC finalmente subió tipos 25 puntos básicos. Y es que el crecimiento estadounidense se mantiene, los datos de empleo son buenos y la inflación no dista demasiado del objetivo. Más allá de la decisión que ha adoptado en sí, los inversores siguen muy atentos a cualquier posible cambio en las previsiones de la Fed a futuro en busca de señales que indiquen que el ciclo de subida de tipos podría acelerarse.

Los precios actuales del mercado están plenamente en consonancia con las últimas previsiones publicadas por la Fed en marzo, según explica el experto. Una subida más acelerada de lo previsto de aquí al término del ejercicio, en su opinión, «podría desencadenar otra racha alcista en el dólar y otra ronda de intolerancia al riesgo, ya que los activos de riesgo han aumentado su sensibilidad a las subidas de los tipos estadounidenses y los costes de financiación». Obviamente, lo que mueve a la Fed es la economía interna, pero no puede obviar el impacto que sus decisiones tienen en las condiciones financieras en todo el mundo y ha trabajado mucho para guiar las expectativas del mercado hasta el punto en el que nos encontramos ahora. Por eso, no debería «mover mucho el avispero» de aquí en adelante.

En cuanto al BCE, se mueve a una velocidad diferente: se encuentra en una fase muy anterior del ciclo de política monetaria, todavía está desarrollando activamente su programa de relajación cuantitativa y no se espera una subida de tipos en mucho tiempo. Se podría decir que la reunión de junio ya ha empezado después de las declaraciones de la semana pasada de Peter Praet, el economista jefe del BCE, quien mostró confianza en la recuperación europea y aseguró que está justificada una retirada parcial de los estímulos. Los inversores podrían tener más datos esta semana, o tal vez tengan que esperar hasta julio o más adelante, pero en cualquier caso la opinión general es que «el programa cuantitativo terminará este año». Por lo tanto, los mercados deberían centrarse en los tipos y las previsiones del BCE.

Los datos macroeconómicos europeos han decepcionado últimamente, y tanto los indicadores de actividad como las encuestas tienden a la baja. En el plano de la inflación, el elevado dato de mayo (cuando el IPC de la zona euro se situó en el 1,9 %) da al Consejo de Gobierno suficiente cobertura para reducir las compras cuantitativas, pero es probable que este avance sea temporal y debería desandarse en parte antes de que termine el año. Entretanto, las presiones sobre la inflación subyacente siguen siendo escasas. Así las cosas, aunque los estímulos cuantitativos podrían terminar, el BCE mantendrá un tono de cautela durante los próximos meses.

Esta circunstancia marca un claro contraste entre el BCE y la Fed: los dos bancos centrales seguirán manteniendo trayectorias monetarias divergentes.

2018-06-14 07:14:02

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