Las eléctricas pierden más de 300.000 clientes

Según las estadísticas del boletín de indicadores energéticos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), el pasado año el mercado eléctrico en España cerró con un total de 27.584.000 contratos de suministro eléctrico, unos 330.000 menos que en 2012, cuando la por aquel entonces encarga de la publicación de este dato, la Comisión de Energía, registró un máximo histórico de 27.917.000.

Las causas de tan acusada caída pueden encontrarse en diversos factores, desde el estallido de la burbuja inmobiliaria, hasta las continuas subidas del precio de la luz, pasando por los diversos sistemas de autoabastecimiento eléctrico implantados en los últimos años, pero destaca uno por encima de todos, y es el de la propia evolución de la demografía española.

La población no para de decrecer

Así, la cifra de clientes de las compañías eléctricas alcanzó su cénit en 2012, el mismo año en que España contaba con más población residente: unos 46,8 millones de habitantes, según datos del INE. Desde entonces, tanto la migración como la vuelta de los inmigrantes a sus respectivos países de origen han mermado la población en 356.000 personas.

Y no parece que sea este un problema que vaya a solucionarse en los próximos años, ya que, según las propias proyecciones del INE, la población española seguirá reduciéndose inexorablemente, hasta el punto de que en 2017 el número de defunciones superará al de nacimientos por primera vez en la historia del organismo. Con todo, estima que en 2023 la población de España podría volver a rondar los 40 millones de habitantes.

Autoabastecimiento eléctrico

En cualquier caso, la reducción poblacional registrada desde 2012 incluye familias enteras, por lo que a su parecido con la registrada en el número de clientes de las compañías eléctricas debe buscársele otras causas, como son la subida de los precios de la luz en los últimos años y el desarrollo de sistemas de autoabastecimiento eléctrico, como la generación distribuida mediante placas fotovoltaicas o pequeñas turbinas eólicas.

Estos sistemas de autoabastecimiento eléctrico, cuya instalación venía experimentando ya un lento crecimiento antes incluso del estallido de la burbuja inmobiliaria, se han convertido en una auténtica alternativa a las compañías eléctricas tradicionales. La inversión para su instalación resulta hoy accesible para numerosos particulares, que han visto como en la última década el precio medio de la luz se ha disparado cerca de un 70%.

En este sentido, el fenómeno coincide con la introducción de una reforma energética que tiene al sector en vilo, después de que el ministerio de Industria se viera obligado a intervenir el pasado mes de diciembre para evitar que las subastas del precio de la luz dispararan las tarifas cerca de un 11%. La intervención ha supuesto la implantación de un precio fijo con carácter retroactivo por debajo del que las eléctricas venían percibiendo, lo que las obliga a devolver a los consumidores un dinero aún por determinar.

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