Prácticamente cualquier producto se puede falsificar: bienes de lujo como perfumes y relojes o incluso máquinas, medicinas, juguetes o alimentos. En realidad, todo bien protegido por derechos de propiedad intelectual puede ser falsificado. En 2013, el comercio en todo el mundo de estos productos falsos supuso el 2,5% de todo el comercio mundial, lo que se traduce en unos 461.000 millones de dólares (unos 405.000 millones de euros). Esto, según los cálculos de la Oficina Europea de Propiedad Intelectual en su informe “Trade in counterfeit and pirated goods: maping the economic impact”, es lo mismo que si sumáramos el PIB de Austria, Irlanda y la República Checa. En la Unión Europea las falsificaciones supusieron más del 5% de las importaciones en 2013, o lo que es lo mismo, unos 85.000 millones de euros. El mercado de las falsificaciones, lejos de reducirse, no hace más que crecer. Según datos de la OCDE, en 2008 el mercado de las falsificaciones era menos de la mitad que en 2013. Entonces, supuso el 1,9% de las importaciones mundiales, unos 200.000 millones de dólares. Según la Oficina Europea de Propiedad Intelectual, en base a un ranking elaborado a partir de ciertos parámetros, los productos más propensas a ser falsificados son los relojes, aunque también los artículos de cuero, los sombreros, el calzado y los productos de perfumería y cosmética. Los datos de 2013 muestran que, de todos los productos falsificados, el calzado ha sido el que más se ha incautado. En todo ese año se incautaron más de 25.000 calzados falsificados. De hecho, Nike fue la marca más falsificada durante 2013 según datos de la Organización Mundial de Aduanas (WCO, por sus siglas en inglés). La Oficina Europea de Propiedad Intelectual también elabora un índice relacionado con la falsificación, el GTRIC-e, en el que, a mayor puntuación, más propenso es ese país al comercio de altas cantidades de estos productos. Un dato alto también implica que en ese país un importante porcentaje de sus importaciones son productos falsificados. A la cabeza en este ranking están Hong Kong, China y Turquía. China es el país que más productos falsificados produce y de él proceden la mayoría de los cargamentos incautados por las autoridades europeas. La Oficina Europea señala que es difícil marcar las rutas comerciales de este tipo de bienes, aunque las importaciones que llegan a Europa pasan por muchos puntos, como Hong Kong, China o Singapur, que son grandes centros comerciales en general. Otros puntos de tránsito de las falsificaciones son países con gobiernos débiles o con una fuerte presencia de terrorismo, como Afganistán o Siria. Los países más falsificados Las falsificaciones se hacen, sobre todo, a empresas y productos procedentes de países miembros del G20. Según los datos de la Oficina, el 20% del valor total de los productos incautados en 2013 se refería a derechos de propiedad intelectual cuyos titulares estaban registrados en Estados Unidos. Le seguían los registrados en Italia (14,6%), Francia (12,1%), Suiza (11,7%), Japón (8,2%) y Alemania (7,5%). Pese al importante papel de China como proveedor de estos materiales falsos, las empresas chinas también son víctimas de las falsificaciones. Cerca del 1,3% de los bienes incautados violaban los derechos de empresas del gigante asiático.
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