Más allá de Reforma, una elegante avenida inspirada en el urbanismo de Haussmann, dos nuevos puntos se destacan en el mapa actual de la CDMX (nueva nomenclatura oficial de Ciudad de México): Coyoacán y Lomas de Santa Fe. Allí se ubican las dos torres más altas que el boom inmobiliario construye en la capital mexicana: Mitikah y Península, de los arquitectos César Pelli (autor de La Torre de Cristal, de Madrid) y Teodoro González de León (Arcos Bosques y MUAC, entre otras obras icónicas de esta ciudad), respectivamente. Relectura azteca Mitikah, un complejo inspirado en las construcciones aztecas, incluye una torre de 267 metros de altura, 60 pisos y 130.000 metros cuadrados. Es el proyecto más alto del skyline mexicano y se localiza en cercanías del museo Frida Kahlo, en la región sur de la ciudad. El complejo de oficinas, departamentos, tiendas y un hotel está en manos de Fibra Uno, el más importante fideicomiso de inversión en bienes raíces en México, que prevé una inversión total de 980 millones de euros. El emprendimiento fue adquirido en 2015 a Prudencial Real Estate Investors, cuando éste suspendió los trabajos por insolvencia. Fibra Uno estima concluirlo en 2021, con una primera etapa lista ya en 2019. «Asumiendo el escenario más conservador, estimamos que el proyecto genere un ingreso neto operativo de 50 millones de euros anuales», dijo la compañía al adquirir la operación. Control desde el móvil En Santa Fe, a unos 20 kilómetros de allí (y a unos 15 aún de la avenida Reforma), se levanta el complejo Península, firmado por el modernista González de León, cuyas obras se distinguen por la monumentalidad y las líneas rectas. Con 180 metros de altura, este proyecto consta de 51 pisos con departamentos «controlados desde el smartphone», informa el grupo constructor, que tiene conjuntos en los principales destinos turísticos mexicanos. Los departamentos aquí van de 86 a 500 metros cuadrados y sus precios comienzan a partir de los 300.000 euros. Su concepción incorpora tecnología sostenible y está en una región de la ciudad (suroeste) con bastante espacio verde. Línea espigada El resto de los emprendimientos se ubica en la avenida Reforma propiamente dicha, como la torre Reforma, del grupo LBR&A, de 246 metros de altura, 57 pisos y 50.000 metros cuadrados de área rentable, obra certificada con el sello LEED (Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental). Esta certificación «ha permitido que más de 900 proyectos inmobiliarios mexicanos integren un portafolio de 17 millones de metros cuadrados de espacio sostenible», afirma un reporte de la revista especializada Inmobiliare. Datos de la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI) dan cuenta de una inversión de al menos 12.000 millones de euros en 2017, según anticipó a inicios de año el presidente de esa entidad, Salvador Zaga, al gobernador de CDMX, Miguel Mancera. Fuentes del sector contabilizan 132 proyectos, desde edificios comerciales hasta viviendas, en la zona de Santa Fe (donde está la torre Península) y Polanco (barrio residencial adyacente a la avenida Reforma), donde se localizan las empresas de tecnología, financieras y multinacionales. En esa región, en orden decreciente de altura, se destacan los proyectos Punto Chapultepec (238 metros, 102.000 m2, estudio KMD), Torre Bancomer (235 metros, estudio Legorreta) y Punta Reforma (185 metros, grupo ZVA), entre otras, que este año agregarán 800.000 metros cuadrados de área rentable.
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