Una reciente encuesta de Statistic Brain reveló que el 29% de los dueños de un smartphone dedican a este dispositivo su primera mirada nada más despertar y la última antes de irse a dormir.
Es necesario pasar al menos un par de horas desconectados del ordenador, la tablet o el móvil antes de ir a dormir ya que de lo contrario se alteran los ritmos circadianos al disminuir los niveles de melatonina en sangre, lo que provoca un mal descanso. La radiación emitida por dispositivos móviles provoca dolor de cabeza e interrupción del sueño, y o dejarlo cargando cerca de la cama afirma un estudio realizado por la universidad de Wayne en Estados Unidos.
Aunque se reducen enormemente los riesgos pasando un algodón con alcohol por la pantalla una vez al día, lo ideal es hablar por el móvil lo menos posible porque esto produce un calentamiento en los tejidos que no es nada aconsejable.
Dermatólogos y cirujanos plásticos advierten del aumento de las llamadas ‘caras de smartphone’, que se caracterizan por la falta de elasticidad de la piel y los músculos faciales y porque el cuello está continuamente doblado. Tensiones musculares y articulares en cuello, brazos y manos son provocados por el uso continuado de smartphones.
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