Uno de los problemas más importantes de la humanidad y del que poco se habla es el agotamiento del liderazgo jerárquico diseñado hace más de 300 años. Un paradigma que permanece hoy en las organizaciones que buscan sobrevivir en un mundo dinámico e interconectado con mercados e industrias en permanente competencia y disrupción.
La aparición de internet ha provocado una creciente aceleración de nuestra vida en todos los sentidos, ha puesto a prueba los modelos de gestión tradicionales y, con ello, ha provocado la progresiva desaparición de empresas rígidas y el nacimiento de otras nuevas más ágiles y sólidas. El impacto de la IA en todas las industrias y profesiones tendrá, con toda probabilidad, un efecto similar y aportará a las organizaciones nuevos retos, pero también enormes oportunidades que aprovecharán aquellos que cuenten con los estilos de gestión y liderazgo adecuados.
La vida promedio de las empresas en la década de los cincuenta del siglo pasado era de 60 años, hoy es de menos de 18 años, y para 2030 se estima que desaparecerá un número significativo de las empresas que cotizan en S&P 500. Los líderes de las empresas más importantes del mundo se mantienen en su puesto durante un promedio de cinco años y muchos son despedidos. Poco se habla de esto porque no se analiza la raíz del problema o no se sabe cómo resolverlo, y este fenómeno ocurre tanto en las organizaciones públicas como en las privadas en todas las geografías.
En mi último libro, Lo que un líder no debe delegar, desafío todas aquellas prácticas de gestión y creencias que aprendimos y que nos llevaron a crear organizaciones jerárquicas, rígidas, lentas, ineficientes, improductivas y poco inclusivas, donde los empleados están desmotivados, sienten temor y se resisten a vivir el cambio como una forma natural de evolución. Y los líderes prefieren orillar el problema con metodologías de mejora continua que terminan siendo remedios paliativos e ineficaces para aliviar la intensidad de la enfermedad.
La obra está dirigida a quienes buscan reinventar su liderazgo para ir más rápido para lograr que la organización se apasione, innove y sea creativa, con una visión compartida y consciente. Es para quienes ven en el liderazgo la oportunidad de servir, inspirar y generar confianza, decididos a crear una cultura que transforme a los empleados en emprendedores; a los jefes en líderes, donde el foco sea el cliente; donde desterremos la frase «yo decido» para pasar al «nosotros decidimos»; para evolucionar de una empresa lenta y con una cultura de mejora continua a una rápida, de innovación y adaptable al cambio constante.
Se trata de una llamada de atención para aquellos consejos de administración y consejeros delegados que no están dedicando suficiente atención a anticipar el futuro, atraer y desarrollar el mejor talento y modelar la cultura. Estamos ante el fin de una época en la que seremos testigos de la extinción de esos liderazgos jerárquicos que fundaban su actuación en el privilegio del poder de mando.
El autor presentará Lo que un líder no debe delegar, publicado por LID Editorial, el 11 de abril en la UCJC, Campus de Castellana. El registro para la asistencia ya está disponible a través de este formulario.
Opinión