El Índice de Confianza del Consumidor terminó el año 2023 ligeramente mejor de lo que empezó, reforzando la idea de que una vez absorbido el brote de inflación y las subidas de interés, la población se debate entre la cautela y las continuas reticencias a asumir grandes gastos. Esta es una de las principales conclusiones de la última edición del Informe Perspectivas del Consumidor de Kantar Insights, que centra los resultados de su estudio en la confianza de los consumidores en el cuarto trimestre de 2023.
En lo que respecta a la confianza del consumidor, destaca la estabilidad que “se extiende a los componentes del Índice de Confianza del Consumidor, mayormente estables desde hace casi un año”, indican en el estudio. En este sentido, llaman la atención dos aspectos. Por una parte, la progresiva mejora de la percepción de la economía nacional por parte de los consumidores y, al mismo tiempo, el mantenimiento de la cautela, principalmente a la hora de incurrir en grandes gastos que requieren financiación. Desde Kantar Insights detallan que la opinión sobre la posibilidad de hacer grandes compras se ha “debilitado” desde finales de 2021 y se trata del indicador más afectado por el brote de inflación.
En este escenario, la actitud ante el consumo sugiere una actitud mayoritaria centrada en controlar los gastos domésticos y evitar los compromisos a largo plazo. De hecho, según datos del informe, el 38% de los consumidores cree que es mejor reducir el nivel de gasto y el 53% opta por mantenerlo. En esta línea, la mitad de los consumidores se decantan actualmente por comprar marcas blancas debido a que tienen un menor precio pero, al mismo tiempo, cuentan con la garantía del consumidor. “Esta idea se ha mantenido estable en los últimos años, recordando los indicadores entre 2011 y 2014, aunque sin la percepción de crisis aguda de aquellos años”, apuntan en el documento.
Seguridad en el futuro
Otra de las conclusiones de la última edición del Informe Perspectivas del Consumidor de Kantar Insights es la seguridad en los ingresos, donde predomina la idea de que no existen riesgos significativos. Así, cerca del 60% de los consumidores piensa que se mantendrán en los próximos meses y tan solo el 6% piensa que sus ingresos pueden reducirse.
Por su parte, en lo que respecta al desempleo, el análisis sostiene que los consumidores perciben que este elemento “se mantendrá, con cierta tendencia a reducirse”. No obstante, en este punto también sobresale la “casi absoluta seguridad que desprenden los ocupados en que apenas hay posibilidades de perder su empleo”.
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