Los efectos del ‘Brexit’ sobre el sector ‘teleco’

Reino Unido es una de las principales locomotoras europeas, y en consecuencia, un receptor neto de migrantes comunitarios. En torno al 5% de la población británica proviene de otros estados miembros (unas tres millones de personas), lo que equivale al 6,6% de su población activa. En el extremo contrario, tan sólo el 1,9% de los británicos viven en otro país del mercado único, sobre todo España, Irlanda y Francia. Una de las características del inmigrante europeo en Reino Unido es su perfil de ‘alta cualificación’: tan sólo el 11% del total tienen estudios por debajo de la educación secundaria, frente al 15,4% de los británicos migrantes o el 18% de media en la UE-28. Sus tasas de ocupación son también superiores a la de los propios británicos, con un 75% de trabajadores europeos empleados frente al 73% de nacionales. Algunos sectores son más dependientes respecto a este perfil de trabajadores, siendo el caso de las telecomunicaciones, cuya cuota de empleo depende en más de un 25% de los residentes europeos, según un estudio del think tank CEPS con datos de LinkedIn. Las ‘telecos’ son una industria clave tanto para la economía europea como para la británica. En el segundo caso representan en torno al 8% del total de exportaciones en servicios (25.000 millones de euros), además de ser un sector clave en términos de valor añadido y productividad. Según los datos recabados por CEPS, hasta 19.600 empleados europeos fueron contratados en Reino Unido para trabajar en esa industria durante 2014, frente a los 13.300 británicos que hicieron lo propio en el resto de la UE. Las cifras arrojan un saldo positivo de migrantes europeos de más de 6.000 personas, convirtiendose Reino Unido en el mayor receptor neto de este perfil de trabajadores. De hecho, la Únión es la principal fuente de contratación externa en las telecomunicaciones británicas (43%) y el principal destino de los ingleses dentro del sector (31%). La dependencia respecto a la industria europea es más evidente si se tiene en cuenta que el saldo neto de británicos en la industria en relación a países terceros fue negativo en unas 3.800 personas. En consecuencia, el think tank advierte sobre los efectos adversos que el acuerdo final del ‘Brexit’ podría tener sobre la inimigración y sobre los sectores de alto valor añadido. Aunque Reino Unido ya anunció su intención de mantener las puertas abiertas a los perfiles de alta cualificación, los costes ‘extras’ de contratación, las diferencias regulatorias y la potencial relocalización de algunos negocios podrían afectar negativamente al empleo y al desarrollo de estas actividades en suelo británico.

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