La libra ha caído un 16% desde su máximo alcanzado en noviembre de 2015. Este fenómeno se encuentra directamente ligado con la decisión de los británicos de abandonar la Unión Europea, materializada en el referéndum del pasado 23 de junio. El principal efecto a medio plazo es un encarecimiento de las importaciones que tiende a elevar el índice de precios general, al igual que una mayor competitividad por el lado de las exportaciones. El Banco de Inglaterra (BoE) ha tenido esto en cuenta a la hora de hacer sus previsiones para los tres próximos años, sobre todo el hecho de que la fecha límite para las negociaciones del ‘Brexit’ está fijada en abril de 2019. En esta línea, el organismo supervisor espera que la inflación alcance en Reino Unido el 2,8% en 2017, el 2,6% en 2018, el 2,2% en 2019, y cierre el periodo en el 2,3% en 2020. Otro de los aspectos que preocupa al BoE es que la caída de la libra afecte además a los ingresos reales de los británicos. Su poder adquisitivo se ha visto lastrado en los últimos meses por un incremento de los salarios más débil que en periodos anteriores, un menor ritmo en la creación de empleo y el esfuerzo de consolidación fiscal llevado a cabo. Como consecuencia, se espera una leve ralentización del consumo, y en consecuencia de la actividad en el país. Si ya en el primer trimestre de 2017 el crecimiento frenó hasta situarse en el 0,3%, el organismo estima que el año se cerrará en el 1,9%, el 1,7% en 2018 y el 1,8% en 2019. En respuesta a estos hechos, el BoE ha decidido no modificar su política monetaria por el momento, tras la bajada de los tipos de interés al 0,25% y el inicio de un programa de compra de bonos. El informe pone como fecha límite para volver a la normalización monetaria el cuarto trimestre de 2019 o la primera mitad de 2020, cuando el banco se plantea una nueva subida hasta el 0,5%. El objetivo es asegurar la liquidez necesaria a medio plazo durante las negociaciones de salida. «Las previsiones sobre Reino Unido están condicionadas a la respuesta que tengan los hogares, las compañías y los mercados frente a su salida de la Unión y los futuros acuerdos que se alcancen en las negociaciones», recuerda la entidad.
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