La economía española se beneficia de la favorable competitividad derivada de los costes de exportación, las buenas condiciones financieras y la caída de la tasa de desempleo. A pesar de todo, los mayores precios de la energía podrían tener un impacto negativo en el poder real de compra de los hogares.
La actividad económica debería comenzar una desaceleración gradual en 2018, después de tres años de crecimiento por encima del 3%. Se espera que el consumo privado retroceda como resultado del moderado aumento de los salarios y del mayor precio de la energía. La inversión privada se mantendrá moderada con una menor inversión en equipamiento, pese al dinamismo en el sector de la construcción. Finalmente, las exportaciones, que representaban un 33% del PIB en 2017 frente al 23% hace diez años, continuarán su crecimiento debido a que se mantendrá una fuerte demanda en 2018, aunque en menor medida en 2019.
Se espera que se desacelere la tasa de crecimiento del poder adquisitivo real de los hogares españoles a mediados de 2018 debido a una mayor inflación. La tasa de inflación interanual es de un 1,1%, aunque se espera que aumente a lo largo del año por el incremento del precio del Brent en euros, que podría alcanzar el 45% bajo la previsión de un barril a 59 euros a mediados del año en tasa interanual, y por la fuerte exposición del gasto de los consumidores al precio de la energía, particularmente en el sector del transporte (representa un 14,8% de la cesta).
El consumo privado debería desacelerarse desde el 2,4% en 2017 hasta el 2,2% en 2018 por los precios de la energía, y hasta el 1,7% en 2019, dada la reducción de la actividad en la Eurozona que podría limitar la capacidad de los empleados para renegociar al alza sus salarios.
Los precios de los inmuebles residenciales se han acelerado un 6,7% en el último año. El número de transacciones subió un 15% en 2017, hasta alcanzar su mayor nivel en 10 años, pero lejos del millón observado en 2007. El aumento de las transacciones se está produciendo en un contexto de consolidación de balances dentro del sector financiero –la tasa de préstamos dudosos ha caído desde el 9,4% hasta el 4,5% desde 2014- lo que refuerza la capacidad de las instituciones financieras de garantizar créditos.
Finalmente, la caída en la tasa de desempleo (hasta el 16,1% desde el 26,2% en 2013), incluso respaldada por un incremento de los empleos temporales, los bajos tipos de interés, que el uso de los tipos fijos es más frecuente que en el pasado, consolida la solvencia de los hogares y, por lo tanto, su capacidad de endeudamiento. Como resultado, anticipamos un mayor crecimiento en los precios de los inmuebles en España.
Las exportaciones continuarán con su dinamismo en 2018 impulsadas por una baja inflación salarial que preserva la competitividad. De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la subida acumulada de los salarios entre 2010 y 2016 fue de un 1%.
Con todo, el comercio internacional español sigue siendo muy dependiente de las fluctuaciones de los precios del petróleo, especialmente por sus componentes industriales. Por lo tanto, el aumento en el precio del Brent contribuirá a un agudo incremento en el valor de las importaciones, aunque el efecto en las exportaciones se retrasará hasta los próximos trimestres.
La estabilización del ciclo económico en España, unida a la falta de estabilidad política y los efectos negativos de los sucesos en Cataluña sobre la actividad, podrían poner en duda la habilidad del gobierno para cumplir con sus compromisos en términos de finanzas públicas.
2018-06-21 08:39:04