La importancia cada vez mayor de la monetización de la tecnología en la sociedad actual ha llevado a que las reflexiones sobre cómo afecta y cuál es su potencial se vuelvan más profundas. Este asunto no solo promete mejoras importantes en la sociedad y la economía, sino que también se presenta como una herramienta muy importante que desempeñará un papel crucial en el futuro complicado que nos espera.
Si observamos con más detalle, monetizar la tecnología significa obtener beneficios económicos gracias a los avances científicos o técnicos. Cada día, diferentes personas y organizaciones, como centros de investigación, universidades, empresas, inventores y científicos contribuyen activa y constantemente a estos avances. A pesar de esto, a lo largo de la historia, ha habido una clara desconexión entre estos logros y la obtención de ganancias económicas para quienes jugaron un papel importante en su desarrollo.
Un motivo clave de esta separación ha sido la fuerte influencia de las ayudas económicas públicas, especialmente a través de subvenciones. Los sistemas de evaluación han solido dar más importancia a la publicación de resultados científicos que al reconocimiento económico, al menos hasta hace poco. Esta situación ha reducido considerablemente la participación de los científicos en las ganancias económicas, favoreciendo principalmente a las grandes empresas ya consolidadas en el mercado. En otras palabras, la forma en que se distribuyen las ayudas ha creado un desequilibrio que beneficia más a las corporaciones establecidas que a los propios creadores de avances científicos.
Para mejorar el impacto positivo de los avances tecnológicos, es esencial que los centros científicos, las universidades y los inventores se involucren de manera más directa y efectiva en los beneficios económicos.
Un gran ejemplo es el reconocimiento por parte del Instituto Fraunhofer, entidad alemana dedicada a la investigación en diversas disciplinas de las ciencias aplicadas. Este instituto destaca que la mayoría de sus ingresos proviene de los royalties generados por licencias de sus patentes y propiedad intelectual. Este ejemplo resalta la importancia concreta y evidente de una gestión activa de la propiedad intelectual para asegurar la viabilidad económica de instituciones científicas y tecnológicas destacadas. Así, nos queda claro que si quienes están detrás de los descubrimientos científicos pueden obtener una parte más justa de las ganancias económicas, esto podría incentivar aún más la innovación y el progreso. Además, podría crear un ambiente más equitativo donde tanto los científicos como las instituciones que respaldan la investigación se vean recompensados adecuadamente por sus contribuciones al avance tecnológico.
La creación de nuevas empresas spin-offs se plantea como una estrategia clave para acelerar la obtención de beneficios económicos a partir de la tecnología, aunque no es la única opción viable. Para promover la rápida obtención de beneficios económicos desde los propios centros tecnológicos, es necesario fomentar activamente la obtención de patentes. Aunque históricamente se ha percibido la obtención de estas como algo complejo y costoso, sabemos que son activos de un valor incalculable. Empresas como la finlandesa Nokia, que fue líder junto a Ericsson con la venta de sus productos hace unos años, pueden ser un gran ejemplo: la cartera de patentes de Nokia es líder en la industria, con más de 20.000 familias de patentes, y la empresa genera más ingresos a través de sus licencias que por la venta de productos.
El hecho de fomentar la creación de patentes, lejos de favorecer solo a las instituciones académicas, tiene un impacto positivo que alcanza a toda la sociedad. Al proteger las invenciones a través de patentes, no solo se garantiza un reconocimiento justo, sino que también se fortalece el progreso en la ciencia y la tecnología. Además, la ganancia económica proveniente de la tecnología impulsa la transferencia de conocimientos y promueve el espíritu emprendedor, lo que crea empleos y contribuye al crecimiento económico de manera sostenible.
En el ámbito de las tecnologías avanzadas, también conocidas como Deep Tech, la gestión efectiva de la propiedad intelectual emerge como una tarea crucial y, al mismo tiempo, compleja. Más allá de la mera posesión de una o dos patentes, se requiere una estrategia integral que abarque sólidas relaciones contractuales, una interacción eficiente con entidades gubernamentales, acceso a fuentes de financiamiento privadas y una cuidadosa identificación de oportunidades para obtener regalías. En resumen, el éxito en el manejo de las tecnologías Deep Tech implica no solo la protección de invenciones, sino también el establecimiento de acuerdos sólidos, una colaboración eficaz con instituciones públicas, la obtención de financiamiento privado y la vigilancia constante de oportunidades para generar ingresos mediante derechos de propiedad intelectual. Este enfoque completo se revela esencial para maximizar los beneficios y aprovechar al máximo el potencial de las tecnologías avanzadas en el actual panorama tecnológico.
En esta región, se observa un crecimiento constante de la innovación y la investigación en sectores clave, lo que contribuye a consolidar esta posición. En este entorno dinámico, donde la colaboración entre empresas, instituciones académicas y entidades gubernamentales está en aumento, se presenta una oportunidad única para fomentar un próspero ecosistema de Deep Tech.
En este sentido, el reconocimiento temprano de la importancia de la propiedad intelectual adquiere una dimensión estratégica. Desde las etapas iniciales de los proyectos, la protección y gestión efectiva de la propiedad intelectual no solo resguarda las innovaciones, sino que también facilita la construcción de bases sólidas para la colaboración y la atracción de inversiones. Asimismo, este enfoque proactivo en la propiedad intelectual contribuye a establecer un entorno propicio para la expansión de startups y la creación de sinergias que impulsen el desarrollo sostenible del ecosistema tecnológico en el sur de Europa.
Opinión