Decenas de empresas ya están aplicando la semana laboral de cuatro días. La máxima de "empleados felices y motivados, empleados más productivos" está empezando a calar en muchas organizaciones ante la necesidad de captar y retener talento. Incluso, en la ciudad de Valencia se ha puesto en marcha una experiencia piloto de este modelo en sectores como el comercio, la hostelería y el ocio en general por sus repercusiones positivas en la salud y el bienestar de sus vecinos, el medio ambiente y la economía.
En otros países también se está ensayando sin pérdida de salario. El más avanzado es Islandia donde casi el 90 por ciento de la población activa tiene un horario reducido. En el Reino Unido, tras una prueba de seis meses, los resultados han sido muy satisfactorios y ya se plantea hacerla permanente en base al modelo 100:80:100: el 100% del salario durante el 80% del tiempo, a cambio del compromiso de mantener el 100% de productividad. Escocia y Gales han anunciado que se unen a la iniciativa del llamado 4 Day Week Global con planes de expansión también en Estados Unidos, Irlanda, Canadá , Australia y Nueva Zelanda. En Bélgica se ha introducido la semana laboral de cuatro días a discreción de los empleados, sin pérdida de salario. En Portugal, el modelo lo está implantando el sector privado. En Japón son las grandes empresas las que se aventuran en este terreno en un país donde el exceso de trabajo se cobra muchas vidas.
Si la pandemia trajo consigo un cambio en la forma de trabajar con el teletrabajo como protagonista, evolucionando después hacia un modelo híbrido, ahora el debate está centrado en una jornada más reducida, con el mismo salario y una mayor flexibilidad. Parece que las ventajas se están imponiendo a los inconvenientes a la luz de los resultados, por ejemplo, en el Reino Unido. Así, las compañías que participaron en el ensayo (un total de 61 empresas y 3.000 empleados) vieron sus ingresos crecer un 8% durante la prueba y un 37,55% con respecto al mismo período del año anterior. Otro ejemplo, Microsoft en Japón realizó el experimento en 2019 y consiguió aumentar un 40% su productividad.
Los beneficios para los empleados son, entre otros, una mayor conciliación, menos estrés, mejoras en la salud física y mental, reducción del absentismo, caída del fenómeno burnout, mayor satisfacción vital y alegría. Todo esto redunda en beneficio también de la empresa que, con trabajadores más motivados y, por tanto, más comprometidos pueden ver cómo aumenta su productividad e ingresos. En su haber, con este modelo, pueden ahorrar costes energéticos, evitar esas extenuantes reuniones y hacerlas más cortas y con menos personas, incorporar herramientas tecnológicas que mejoren la eficiencia, y un mayor foco en todas aquellas acciones que pueden ser más productivas.
Bien es cierto que este nuevo modelo no se podrá implantar en todos los sectores como, por ejemplo, el sanitario, el educativo o en la hostelería que, aún siendo posible, puede tener grandes dificultades. Desde luego, el debate es apasionante y desde nuestro portal de empleo trabajos.com estamos también asistiendo a una demanda cada vez mayor de flexibilidad en el ámbito laboral, con empresas que también apuestan por un modelo que concilie una alta productividad con una alta satisfacción del propio trabajador.
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