Petrobras presentó los resultados del tercer trimestre de 2014 en enero de 2015, lo que supone un retraso de varios meses. La compañía ha justificado esta demora para evitar romper algunos de sus convenios de deuda ya que era "impráctico medir de forma correcta, completa y definitiva" sus pérdidas por el impacto de que la corrupción ha tenido en sus balances.
Tanto expertos como auditores de la firma pretendían realizar una depreciación de hasta 20.000 millones de dólares para que la compañía recobrara algo de credibilidad, pero tras la negativa de Petrobras, PwC se ha negado a firmar sus balances.
De esta forma, la petrolera obtuvo un beneficio neto de 1.052 millones de euros en el tercer trimestre, un 9,1% por debajo del mismo período anterior. Durante los primeros nueve meses del año, Petrobras ha registrado un beneficio neto de 4.582 millones de euros, un 22% menos que hace un año.
El "oro negro" corrupto
La policía de Brasil investigada desde el mes de marzo la trama de corrupción que ha afectado a Petrobras en los últimos años.
La corrupción en la mayor empresa pública de Brasil salpicó de lleno en la campaña cuando se conoció que varias constructoras socias de Petrobras pagaban un 3% de sus contratos a una red para sobornar a políticos. Además, la polémica se agudizó cuando el ex director de Abastecimiento de Petrobras, Paulo Roberto Costa (que ejerció el cargo desde 2004 hasta 2012) reconocía una red de corrupción que cobraba comisiones sobre contratos de la compañía.
Costa, que fue arrestado en 2013 y actualmente se encuentra en prisión mientras es investigado por esta trama, señaló a varios miembros del Partido de los Trabajadores.
El último capítulo se dio a mediados de enero cuando el ex director del área internacional, Nestor Cerveró, fue arrestado en Río de Janeiro por su presunta implicación en la operación Lava Jato.
Cerveró dirigió el área internacional de Petrobras entre en 2003 y 2008 y se le considera uno de los responsables de la polémica compra en 2006 de una refinería en Pasadena, Estados Unidos. Esta operación generó un agujero económico de 792 millones de dólares a la petrolera brasileña por lo que siempre ha estado en entredicho.
Aunque Petrobras la compró por 360 millones de dólares, Astra se había hecho con ella por poco más de 42 millones sólo un año antes. La presidenta brasileña Dilma Rousseff, que en esa época era presidenta del Consejo de Administración de la compañía, también se vio envuelta en la polémica.
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