Philips fue fundada en 1920 en Eindhoven (Holanda), y entre bombillas y radiografías de rayos-X ha sabido hacerse un hueco importante en la electrónica de consumo, abanderando avances en sistemas de audio durante casi un siglo. Sus primeros ingenieros fueron los responsables de reducir el tamaño de las válvulas de radio y la incorporación del altavoz, pues antes el sonido salía por un auricular, con lo que logró muebles de radio mucho más pequeños y lo que fue más importante, compartir la escucha. Otros hitos fueron las cintas de cassette, el compact disc, la radio digital y los primeros ensayos de una conexión sin cables. Es en el cambio de milenio cuando la compañía empezó a definir los ejes principales de la filosofía con la que la marca desarrolla todos sus productos: calidad, comodidad y, ya en la era digital, conectividad.
Sobre la base de estos credenciales, Philips lanzó en 2012 la gama Fidelio, diseñada especialmente para atraer a los amantes de la música más exigentes y en la que se cuida al extremo el más mínimo detalle, emulando alguna marca escandinava que podamos tener en mente. "Fidelio anuncia una nueva era para Philips. Con altavoces base, inalámbricos Hi-Fi, auriculares y sonido de cine en casa, Fidelio incluye una amplia gama de productos de calidad Premium, artesanía y vanguardista funcionalidad conectada", señala Eduardo Gil, PR & Online Manager wOOx Innovations Iberia, la compañía que explota la marca Philips a nivel mundial y que justo el mes pasado cedía por 135 millones de dólares (casi 100 millones de euros) a Gibson Brands además de una comisión por uso de licencias durante al menos siete años.
Con Fidelio, Philips lanzó una nueva estrategia aprendida en las más prestigiosas escuelas de negocio y basada en la calidad continua desde la fase de diseño hasta la de producción industrial, definiendo detalladamente cómo deben sonar todos los productos desarrollados por la multinacional, y acompañado por un enfoque de mercadotecnia en cada paso. "Desde Philips, tenemos claro que ninguna herramienta de medición de audio industrial puede reemplazar a la escucha realizada por el oído humano, por ello, procedemos a seleccionar una serie de paneles de expertos, a los que llamamos Golden Ears, que testean todos nuestros productos", explica Gil. "De este modo, las escuchas subjetivas forman parte de cada etapa del proyecto de creación en el que estamos envueltos y se convierten en el proceso de calidad de sonido que todos nuestros productos tienen que pasar para salir al mercado".
Catas de sonido
Así, antes de su lanzamiento, en su etapa de concepto pre-desarrollo, todos los productos de Philips deben superar un test ciego inicial, en el que se enfrentan a una audición junto a sus competidores directos. Si un producto no supera las exigencias de este test subjetivo de expertos ubicados en China, Hong Kong y Singapur, se devuelve a sus creadores para ajustarlo a la perfección. "Se trata de poder identificar la mejores bazas del principal competidor. Si algo que es perfecto no se puede mejorar, por lo menos estar al mismo nivel, y si está por debajo, ser nosotros mejores, sea en percepción espacial o en las frecuencias bajas", comenta Gerrit De Poortere, ingeniero de sonido responsable de los Golden Ears, el grupo de selectos "auscultadores" que se ocupan de validar cada paso. "Esta es nuestra política de sonido, nunca peor que el mejor de la competencia, como poco al mismo nivel".
La siguiente etapa de un producto Philips sería la de desarrollo. "Una vez bien definido, trasladamos el concepto a diseño: señores, hagan una caja en forma que se pueda vender bien, etc.", continua De Poortere. "Pero claro, en esta etapa también hay que hacer un test Golden Ears porque puede haber cambiado algo sobre las especificaciones calculadas debido a los materiales empleados o al ensamblaje".
Una vez validado el prototipo, éste se descompone para proceder a su fase de producción piloto, viendo qué piezas se pueden aprovechar, cuáles hay que modelar desde cero, así como los detalles comunes que lo identifiquen con su familia. El siguiente test es el de validación que se hace aleatoriamente sobre los primeros equipos fabricados en serie, para comprobar que todos los matices detallados se reproducen con los mismos resultados que en sus fases anteriores. Y no serán los últimos tests a los que se vean sometidos, incluso después de haber llegado a las tiendas habrá tests de consumidores normales y test de oyentes entrenados, todo en aras de obtener y asegurar la mejor sensación acústica.
"Los Golden Ears son el corazón de la división de audio de Philips, son un equipo de medio centenar de expertos ingenieros y técnicos de sonido que comparten un deseo común: crear productos capaces de superar la calidad de sonido anteriormente existente", señala De Poortere. "Este equipo influye notablemente en el sonido de Philips. A pesar de estar rodeados por los últimos equipos de monitorización y chequeo en nuestros laboratorios de innovación, todavía tenemos que recurrir al oído humano para que ayude a refinar cada producto".
Se busca el oído más fino de España
En Philips Fidelio los ingenieros llevan a cabo un complejo programa de entrenamiento del oído, extremo y radical. "Teníamos que formar a nuestros Goldel Ears para que fuesen capaces de identificar los más pequeños y sutiles matices en el sonido de nuestros dispositivos y para que definiesen cómo debía ser el sonido Fidelio, por eso lanzamos hace cinco años el programa interno basado en un panel sensorial con cinco atributos preferentes y 19 descriptivos", explica De Poorter. "Cada sistema produce ruido, pero un buen sistema producirá menos ruido que otro más barato".
Existen cuatro niveles en el programa original de formación (Básico, Bronce, Plata y Oro), que solo se pueden superar tras haber contestado correctamente cinco veces a cada pregunta de cada nivel. De los 200 candidatos que se presentaron en 2009 sólo ocho consiguieron una certificación de Golden Ears. En los cuatro años siguientes, 120 personas lo han alcanzado, un promedio del 6% de los que empiezan el test. "Se hicieron pruebas en París y Shanghái por ver si hubiera alguna diferencia notoria entre diversas razas y continentes al apreciar los sonidos, pero el resultado fue similar", comenta De Poorter. "Lo bueno del experimento fue saber que solo debíamos hacer un tipo de auriculares para todo el mundo".
Ahora Philips lanza un reto en su web Golden Ears para quien quiera someterse a este panel sensorial de manera lúdica y gratuita, y que pruebe a pasar los diversos retos, perfectamente explicados y acompañados con ejemplos sonoros escalados. Si tu oído es "teniente" no pasa nada, al menos habrás aprendido sobre la existencia de colores en un timbre o la amplitud espacial de una barra. Pero si lo superas, en septiembre tendrás ocasión de realizar una entrevista en las oficinas de Philips y quién sabe, pasar a ser parte del restringido y selecto club de refinados Golden Ears, una profesión suficientemente bien pagada debido a la escasez de personas dotadas.
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