En la actualidad existen muchos conceptos que ayudan a entender el comportamiento humano en las diferentes áreas de la vida. Y con esta realidad, aparece un nuevo término llamado “procastividad” o en inglés procastivity definido por el Urban Dictionary como "el acto de ser productivo en algo que en realidad no necesitas hacer para posponer el trabajo que deberías estar haciendo”.
J. Russell Ramsay, Ph.D., cofundador y codirector del Programa de investigación y tratamiento del TDAH en adultos de la Universidad de Pensilvania y profesor de psicología clínica en el departamento de psiquiatría de la Facultad de medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania, en su artículo publicado en el Psychology Today, ha definido la procrastividad como una forma disimulada de procrastinación, también conocida como procrastinación productiva, es decir, posponer la tarea prioritaria para escapar a una tarea de menor prioridad, pero aún productiva.
El experto señala como un ejemplo de cuando está en juego la procastividad, cuando una persona prefiere colocarse a lavar la ropa en lugar de escribir un artículo, o cortar el césped en vez de trabajar en los impuestos sobre la renta. También habla de que todo el mundo, con o sin TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), posterga las tareas, incluso por procrastividad. Sin embargo, los adultos con este trastorno corren un mayor riesgo de experimentar efectos negativos.
Ramsay enmarca que, el trabajo de lavandería y jardinería en sí mismo probablemente había sido objeto de postergación antes, por lo que plantea el siguiente interrogante: ¿Por qué aparece la motivación para hacer primero estas actividades antes que aquella más importante?
Señala que, en comparación con las tareas prioritarias, las tareas de procrastividad tienen las siguientes características:
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Tienden a ser manuales o “prácticas”. Las tareas de procrastividad tienden a ser más prácticas que las tareas prioritarias. Estas por otro lado, son más desafiantes mentalmente y exigen una mayor carga cognitiva, como las tareas administrativas.
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Las tareas no prioritarias ofrecen un guion familiar para la mente, de pasos conocidos para comenzar, "haré esto primero, luego estaré 'de humor' para la tarea más importante".
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Hay una sensación más clara de qué hacer y mantener el progreso.
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Con estas tareas básicas, hay un punto final claro, se experimenta una sensación visceral de satisfacción por la finalización de la tarea.
El profesional aclara que para muchas personas es mejor dos horas de trabajo en el jardín que 45 minutos trabajando en impuestos.
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