Hay varios sectores que están provocando más rápidamente el deterioro del medioambiente, como son el de la alimentación, la construcción y la moda. La economía circular ya les está ayudando a reducir el daño ambiental global que pudieran seguir provocando en el futuro.
La moda:
En los últimos 20 años, la "moda rápida" o " fast fashion " (prendas económicas con bajos costes de fabricación y que se desgastan rápidamente) ha transformado la industria de la indumentaria. Entre 2000 y 2015 la producción de ropa se duplicó a pesar de que según la Fundación Ellen MacArthur, que promueve la economía circular, el uso de la misma se ha reducido en más de un tercio. Como consecuencia del aumento en la producción esta industria está usando más agua (por ejemplo para cultivar algodón), más energía (para alimentar los procesos de hilado y fabricación que provocan emisiones de carbono) y productos químicos (por ejemplo para fertilizar plantas de algodón y teñir textiles que provocan aguas residuales que contaminan los ríos).
Las empresas de moda no solo son las principales contribuyentes de microfibras plásticas en nuestro entorno actual, sino que también son responsables de más emisiones de gases de efecto invernadero que las economías de Francia, Alemania y el Reino Unido juntas. Cada año, el sector de la moda emite 1.200 millones de toneladas de gases de efecto invernadero.
A pesar del alto nivel de recursos que se dedican a la fabricación de prendas, hasta el 40% de todos los materiales textiles producidos nunca llegan al consumidor final y, por lo general, se queman o terminan en vertederos. Esto se debe a que producir la ropa es barato y las marcas tradicionalmente no se han visto obligadas a pagar los costes ambientales, lo que lleva a que muchas empresas produzcan más de lo que pueden vender, generando graves problemas ambientales. Un ciudadano americano tira a la basura casi 37 kg de textiles al año y en todo el mundo, un camión cargado de textiles se deposita en vertederos o se incinera cada segundo. Y muchos recordarán las imágenes que dieron la vuelta al mundo del desierto de Atacama en Chile con 59.000 toneladas de ropa (usada y sin usar) amontonada en uno de los lugares más remotos del mundo.
La urgente necesidad de asumir la responsabilidad recae sobre las marcas de moda, los minoristas y sus socios comerciales pero también sobre los clientes. Las empresas están repensando la idea de la moda en sí misma re diseñando productos con materiales reciclados o renovables, facilitando el alquiler y la reventa de ropa y fabricando productos que se pueden usar más y reciclar al final de su vida útil.
Las estimaciones de la Fundación Ellen MacArthur ilustran que el potencial de crecimiento futuro de la moda sostenible podría alcanzar el 23% para 2030 con unos beneficios de 700.000 millones de dólares. Las empresas de reventa ayudan a prevenir el desperdicio al facilitar el movimiento de productos de un usuario a otro, lo que genera más usos por prenda. Según la Fundación Ellen MacArthur las compras de segunda mano evitaron casi mil millones de nuevas compras en 2021.
Algunas compañías como la empresa de calzado y ropa Allbirds, están rediseñando los elementos básicos del armario para que sean sostenibles desde el principio, optando por fabricar sus zapatillas con lana, caña de azúcar y otros materiales naturales en lugar de plástico. Cuando considera el ciclo de vida completo de su producto (fabricación, distribución, uso del producto y fin de vida), el par promedio de zapatos Allbirds, según la compañía, tiene una huella decarbono aproximadamente un 30% menor que el equivalente estimado para un par de zapatillas estándar.
"VF Corporation", cuyas marcas incluyen The North Face y Timberland está usando materiales reciclados para nuevos productos, manteniendo así los materiales en uso durante el mayor tiempo posible, clave para reducir su huella ambiental. La empresa asigna una parte de las ganancias de su "bono verde" para adquirir materiales reciclados tanto para sus productos como para sus envoltorios, incluidos tejidos que contengan al menos un 50% de nailon y poliéster con contenido reciclado y materiales que contengan al menos un 80% de papel con contenido reciclado. Así los materiales que probablemente se habrían quedado en los vertederos ahora están de vuelta en los estantes.
Por otra parte los mercados de segunda mano de ropa están creciendo en todo el mundo con estimaciones que predicen que este mercado crecerá un 127% para 2026 a un estimado de 218.000 millones de dólares, debido en parte a que más consumidores reconocen que sus hábitos de consumo individuales pueden tener un impacto significativo en el planeta.
Una empresa que está encontrando formas de ayudar a los consumidores a comprar menos productos nuevos para minimizar el desperdicio innecesario es "Rent the Runway" que ofrece alquiler de ropa y accesorios de más de 750 marcas que los consumidores pueden conservar por un corto tiempo y devolver, extendiendo así la vida útil de la ropa. Al elegir el alquiler en lugar de la venta al por menor, los clientes de "Rent the Runway" ya han ayudado a ahorrar 1,3 millones de prendas nuevas de la producción desde 2010. Pero para evitar aún más el desperdicio y ser económicamente viables, los mercados de alquiler deben asegurarse de que la ropa y los accesorios disponibles en sus plataformas estén diseñados para resistir muchos ciclos de uso y limpieza.
Por su parte, la compañía de reciclaje de ropa y calzado "Head2Toe Recycling" ha ampliado sus esfuerzos de reciclaje para apoyar la economía circular y evitar que los zapatos, la ropa, y hasta los teléfonos móviles, terminen en los vertederos. Posee una infraestructura y operaciones logísticas globales exclusivas y ha agudizado su enfoque en los desechos de la moda rápida. Además Wall Street se ha fijado en este sector de moda circular y Morgan Stanley ayudó a financiar las OPI de, entre otros, "Poshmark" y "thredUP" (tiendas americanas online de segunda mano donde los usuarios pueden comprar y vender ropa, zapatos y accesorios).
Economía>Nacional