Según el reciente estudio del Observatorio de Competitividad Empresarial, el 16,3% de las pymes afirma tener un nivel avanzado de digitalización y un 53,3% dice estar en un nivel medio, mientras que el 30,5% restante reconoce una digitalización escasa. A la luz de estos datos, las interpretaciones pueden ser muy dispares. Lejos de entrar en la disyuntiva de si el vaso está medio lleno o medio vacío, invito a enfocarnos en lo que tenemos por delante más que en lo conseguido.
La digitalización en las pymes españolas progresa de forma consistente. Son muchas las que ya dieron sus primeros pasos con la adopción de herramientas para páginas web y comercio electrónico, gestión de redes sociales, posicionamiento online, así como software de gestión o migración a la nube. Pese a este esfuerzo, esta primera capa de digitalización resulta ahora insuficiente para competir en un entorno empresarial que es cada vez más exigente y dinámico; y no solo en lo relativo al consumidor, sino también a cada uno de los eslabones que componen la cadena de valor de estas empresas.
No es nuevo decir que el próximo lance para las pymes es integrar tecnologías avanzadas como la IA, el análisis de datos en tiempo real y la automatización, pues sabemos que es un salto capaz de mejorar su eficiencia operativa, conocer mejor al cliente, reducir costes o liberar recursos humanos para tareas estratégicas. Lo que sí es nuevo es que estas tecnologías, tildadas como inaccesibles o solo posibles para las grandes organizaciones, se materializan en herramientas que están cada vez más al alcance de empresas de cualquier tamaño.
No en vano, para 2030, la UE ha marcado el objetivo de que el 75% de las empresas europeas hayan adoptado servicios tecnológicos avanzados. Por su parte, la estrategia España Digital 2026 espera que para el año que viene, el 25% de las empresas españolas estén usando alguna herramienta de IA y análisis de datos.
En esta segunda capa digital, probablemente la IA sea la tecnología que más impacto vaya a tener en los modelos negocios en el futuro próximo. Ya en los últimos periodos el porcentaje de pymes que emplean esta tecnología ha avanzado pasando del 13,6% al 20%, usada principalmente para elevar la experiencia del cliente y mejorar procesos internos. Con la IA, como ejemplo, una tienda online puede analizar el comportamiento de compra de sus clientes y personalizar las interacciones con ellos generando, en el momento adecuado, recomendaciones basadas en sus preferencias previas. El margen que esto ofrece para aumentar la satisfacción del cliente y las tasas de conversión y fidelización es enorme.
Una pyme que gestiona un comercio minorista, como otro ejemplo, puede utilizar herramientas de automatización con IA para mejorar la gestión del inventario: el sistema hace una estimación de la demanda, realiza pedidos automáticos y ajusta los precios dinámicamente en función de las ventas. ¿Qué resultados puede obtener el empresario? Reducción del margen de error, ahorro de tiempo y mejor capacidad de respuesta del negocio.
Los asistentes virtuales impulsados con IA también ganarán enteros entre las pymes y no solo para la atención al cliente, sino también para integrarse en las operaciones diarias y automatizar tareas administrativas. Su uso puede reducir los gastos de esta área hasta en un 20%. Pensemos en una consulta médica que utiliza un asistente virtual para resolver preguntas frecuentes, gestionar las citas, enviar recordatorios automáticos a los pacientes y coordinar la facturación, sin intervención humana. Los beneficios residen en que no solo se reducen los errores administrativos; también se libera tiempo para que el personal se centre en tareas de mayor valor añadido. No obstante, si bien los chatbots pueden mejorar la experiencia de cliente, si no se implementan correctamente también pueden tener el efecto contrario. En este sentido, las pymes deben asegurarse de elegir herramientas fiables y bien diseñadas que ofrezcan respuestas efectivas y personalizadas. La automatización debe mejorar la experiencia del cliente, no ser un obstáculo, por lo que es crucial realizar el testing correspondiente.
El análisis de datos en tiempo real también está ayudando a las pymes a mejorar su capacidad de adaptación, llegando a aumentar la eficiencia hasta en un 20%. Imaginemos un pequeño restaurante que utiliza análisis de datos para optimizar su menú en función de los platos más populares en diferentes franjas horarias. Esta tecnología permite ajustar las compras de ingredientes y crear ofertas específicas para incrementar la rentabilidad y reducir el desperdicio. Las decisiones ya no se basan en intuiciones, sino en datos concretos que reflejan el comportamiento de los clientes y la evolución del negocio.
Con todo, aunque el abordaje de la segunda capa digital por parte de las pymes es aún inicial, es fabuloso entender el recorrido que tienen por delante y, sobre todo, es admirable la actitud de mejora tecnológica continua que está calando entre estas empresas. Dado que estas tecnologías evolucionan constantemente, su impacto siempre será transformador para aquellas que las integran en sus procesos.
Opinión