Qué hacemos con la volatilidad

Tras marcar mínimos a mediados del año pasado, la volatilidad se ha mantenido de forma constante al alza, especialmente en el mercado de divisas, aunque también en los tipos y las Bolsas. 

De nuevo, el nerviosismo por la evolución de los precios del crudo, esta vez unida a las sorpresas de los bancos centrales de Suiza, Dinamarca, Canadá e India, así como a las especulaciones en torno al BCE y una postura más pro-estímulos del Banco de Inglaterra.

Ahora, con el "bazuka" de Draghi sobre a mesa, la volatilidad ha comenzado a disminuir, aunque la senda de los mercados sigue teniendo "baches". Los expertos de Barclays estiman que todo parece apuntar a que "la volatilidad financiera se encuentra ahora muy cerca de su valor razonable, con la posibilidad de un ligero movimiento a la baja en el corto plazo".

En opinión de esta firma, la evolución de la volatilidad dependerá ahora de "las expectativas económicas, así como de la implementación del QE" (Quantitative Easing o flexibilización cuantitativa) de la autoridad monetaria de la Eurozona.

La historia nos muestra que las reacciones a anteriores programas de QE implementados por la Reserva Federal (Fed) han variado de forma significativa. Por ejemplo, el primer QE trajo consigo una fuerte caída del VIX, ante la mejora de las expectativas de crecimiento, mientras que con la tercera, al llegar de la mano de una rebaja de las previsiones de PIB y ventas en la renta variable, la volatilidad aumentó.

El mercado debe aún hacer frente a la inestabilidad derivada de las consecuencias que las compras del BCE tengan en otras divisas y tipos. A esto debemos añadirle la incertidumbre que traerán consigo ya no sólo los comicios helenos, sino los que a finales de año celebrarán España y Reino Unido.

Todo esto, sugiere para la firma británica, que "la volatilidad de los mercados financieros podría no estar contenida aún. Además, la experiencia de la Fed sugiere que para que el plan de Draghi limite la volatilidad debe alimentar una mejora clara de las expectativas de confianza y crecimiento". 

En consecuencia, estos analistas concluyen que la estrategia de "más alfa y menos beta en el proceso de asignación de activos de inversión va a persistir durante los próximos meses". 

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