De contar con cinco grandes operadores convergentes en España, aunque Ono y Jazztel fuesen virtuales en el móvil, el mercado español se reducirá a tres únicos actores principales. De estos tres, Movistar seguiría siendo la operadora dominante, con más de 16 millones y medio de líneas, y un 33,29% de cuota de mercado. En segundo lugar, como ya estaba antes de comprar Ono, se encuentra Vodafone, aunque ha pasado del 23,20% de cuota de mercado, a casi el 26%. Con Orange sucedería lo mismo, se sigue manteniendo en el tercer puesto, aunque ha aumentado tanto el número de líneas, como su cuota de mercado.
Estas modificaciones del entramado de telecomunicaciones español atienden a un claro movimiento de concentración de medios, donde, los usuarios se llevan la peor parte. Por un lado, y aunque a la hora de elegir compañía telefónica sería más fácil decidirse, supondría una merma en las opciones que tiene el consumidor a la hora de contratar servicios de telefonía móvil, fija e Internet, y por tanto, una clara reducción en las ofertas y en la posibilidad de aspirar a un menor coste.
Esta reducción de posibilidades, a su vez, supondría que las tres grandes operadoras ofrecerán los servicios a un precio muy similar, sin necesidad de competir con las OMV más potentes (Ono y Jazztel), que ofrecen precios más ajustados a la cartera de cada consumidor.
La diferencia de precios tiene una razón muy sencilla, las Operadoras de Móvil Virtual, a excepción de Yoigo, no tienen concesión de espectro de frecuencia, si no que la alquilan a las grandes compañías. A parte, tampoco tienen la necesidad que tienen Orange, Vodafone y Movistar de subvencionar terminales, por lo que la factura se ve muy reducida.
Además, las operadoras tradicionales ya no son la única opción en el mercado de las telecomunicaciones, aunque su cuota de mercado siga siendo la más alta. Las operadoras virtuales comienzan a dejar de ser vistas como meros proveedores ‘low cost’, lo que, unido a sus tarifas más reducidas, ha provocado una auténtica sangría de clientes entre las grandes operadoras. De hecho, el año pasado entre Movistar y Vodafone perdieron casi 2 millones usuarios, mientras que las OMV ganaron más de 1,7 millones.
Parece ser, que las tres grandes han observado este cambio, y han optado por acabar con ellas a golpe de talonario. Si no puedes con tu enemigo… únete a el.
Si las competidoras más directas desaparecen, y las teleoperadores principales suben tanto en clientes, como en cuota de mercado, está bastante claro quien gana con las dos operaciones que se han llevado a cabo.
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