Rafael Jordá: “Consultar el tiempo es posible gracias a los satélites”

Rafael Jordá es el CEO y fundador de Open Cosmos empresa dedicada al diseño, fabricación y operación con satélites para recopilar datos de la Tierra y abordar así retos globales como el cambio climático, el uso de recursos naturales o la conectividad en áreas remotas. Recientemente ha sido premiado por la Fundación Princesa de Girona, que cada año otorga sus galardones a cuatro categorías distintas. Esta institución ha reconocido la trayectoria de Jordá y su labora para “democratizar el acceso al espacio para el beneficio de la sociedad con el lanzamiento de satélites de órbita baja”.

En primer lugar, ¿Qué relación tienen los satélites que están creando en la economía y en nuestro día a día? 

La tecnología espacial la utilizamos en nuestro día a día, todos y cada uno de nosotros en un sinfín de cosas y no nos damos cuenta. Por ejemplo, consultar el tiempo para decidir si coger el paraguas o no, es posible gracias a los datos que recopilan los satélites y que van a informar modelos físicos de previsión climatológica.

Si quieres coger el coche, te dan una dirección y la metes en tu navegador, es posible llegar porque hay satélites de navegación que permiten posicionar ese vehículo o tu móvil en cualquier sitio del mundo. Si vas a pagar con tarjeta de crédito es muy probable que la comunicación para aprobar ese pago vaya por satélites.

Una de las principales aplicaciones en nuestro uso diario de estos satélites es la monitorización climática: para entender mejor cuáles son los efectos de las sequías, cuáles son los niveles de los pantanos, qué tipo de calidad de agua hay. O en contaminación, para los vertidos, petróleo… Para la monitorización de estos eventos medioambientales y climáticos, nuestros satélites van muy bien.  

La última, pero no por ello la menos importante, es la monitorización energética. Sobre todo en infraestructura crítica como los parques eólicos. También en la monitorización de paneles solares, para ver cuál es el estado de esa infraestructura.

¿Pueden ser los satélites una respuesta clave para la emergencia climática?

Sí, lo están teniendo. Solo puedes mejorar si puedes medir y a partir de esas mediciones entiendes en qué situación estás y compruebas también el efecto de las acciones que tomas para revertir una situación. El papel de los satélites es el de medir con precisión todos estos cambios e informan de forma regular. 

Los datos que recogen estos satélites son la base de muchas tecnologías. ¿Hay algún sector que se beneficie especialmente de esta recogida de datos?

Lo más bonito del sector espacial es que es un sector habilitador de soluciones de otros. Estos datos se pueden utilizar para un montón de cosas. En Open Cosmos estamos impactando en temas climáticos, energéticos y de recursos naturales, pero también los hay en, por ejemplo, en Green Finance o en monitorización del cumplimiento de los estándares ESG. También en la parte del transporte, de temas logísticos: monitorización de cuál es la forma más eficaz de llevar la cosa desde un punto A a un punto B.  

¿Cómo está la industria de los satélites en España?  

Está en un momento muy dulce e importante, despegando con mucha fuerza. En España siempre ha habido muchísimo talento y muchísimas empresas ya tenían un largo recorrido en trabajar en sector espacial, pero en cosas muy concretas.  Ahora estamos haciendo misiones de principio a fin, no solamente un subsistema o un equipamiento electrónico que se embarcará en un satélite más grande, sino que conseguimos diseñar estos satélites, fabricarlos, ponerlos en órbita, operarlos y dar un servicio. Eso, junto con los recursos que por fin se están destinando desde fuentes privadas e institucionales, está consiguiendo que el sector espacial español  esté cogiendo muchísima fuerza y sea muy competitivo a nivel internacional. 

¿Qué barrera se ha encontrado de forma recurrente desde que fundó Open Cosmos?

Este sector es muy complejo, requiere capturar talento internacional de primer nivel, hacer desarrollos tecnológicos que son caros, laboriosos, que requieren tiempo, instalaciones bastante punteras…y luego por supuesto requiere financiación.  

Lo más difícil, ya no solo para nosotros, sino para todas las empresas del sector, es tener esta capacidad de tener suficientes recursos, tanto de personas como de instalaciones, como para poder desarrollar todas las capacidades tecnológicas en un periodo de tiempo muy rápido: dejar de trabajar con la mentalidad de lanzar un satélite en 7 u 8 años y ponerte a trabajar para hacerlo en 7 u 8 meses.  Esa es la gran barrera que tenemos que solventar.

El premio Princesa de Girona, ¿les ha dado más proyección?

Sí, en España sobre todo porque aquí en casa no se nos conocía demasiado. Siempre hemos estado muy centrados en clientes, en vender, en satisfacer las necesidades de estos clientes y nunca nos hemos preocupado de la visibilidad a nivel mediático. Pero a raíz del premio a mí me ha sorprendido muchísimo y muy gratamente. Creo que es muy importante también para la gente que esté estudiando ahora mismo, ver que desde España es posible desarrollar proyectos ambiciosos de estas características que se pueden sumar a nuestra empresa o incluso arrancar una propia en el ámbito tecnológico o científico.

¿Cómo están abordando el reto de la falta de talento tecnológico?

De nuestras universidades  salen profesionales muy bien preparados pero es talento que muchas veces se va fuera y necesitan proyectos importantes y ambiciosos para poder desarrollar sus cargas.  Ahora con empresas como la nuestra  ayudamos a que este talento pueda quedarse aquí  y pueda crecer.  Y no solo se trata de retener el talento local,  sino también atraer talento internacional. 

Para finalizar, ¿qué consejo le daría a un interesado en crear una empresa exitosa? 

Sobre todo que no tenga miedo a dar el primer paso. En España muchas veces queremos tenerlo todo muy seguro y controlado. Queremos tener un buen modelo de negocio, entender muy bien a los clientes o  tener la idea definitiva y final que sin ninguna duda va a funcionar. 

Cuando arrancas una empresa no tienes la certeza  de que todo vaya a funcionar, más bien lo contrario.  Tienes un montón de dudas. Lo que recomendaría es no tener miedo a dar ese primer paso y luego desde el minuto uno  estar constantemente aprendiendo sobre todo lo que te encuentras. No ir con una idea fija, sino adaptarte a las necesidades de un cliente, al ecosistema y  a tus partners.

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