No hay consenso suficiente para sacar la reforma de la ley del aborto. Ha sido el argumento principal que ha utilizado Mariano Rajoy para explicar la retirada del polémico proyecto apadrinado por Gallardón. Un anteproyecto de Ley Orgánica que fue aprobado por el Consejo de Ministros el pasado mes de diciembre y que el Ejecutivo mantenía en el cajón hasta que despejara la oposición y críticas a la iniciativa.
El Gobierno ha reculado más pensando en el coste político de sacarla adelante que en el fuerte rechazo que había generado en parte de la sociedad. La nueva ley prácticamente eliminaba la interrupción del embarazo en caso de malformación fetal. Otro de los puntos que pretendía modificar era imponer el consentimiento paterno para abortar en menores de 16 y 17 años. Con la ley actual solo tienen que informar a los padres (y no en todos los casos), no pedirles autorización. En su lugar, el Gobierno aprobará un Plan de Protección de la Familia que verá la luz antes de finales de año para incluir el consentimiento de los padres, ha adelantado Rajoy.
El rechazo de la ley deja a Alberto Ruiz Gallardón al frente del Ministerio de Justicia. Había convertido el anteproyecto en su medida estrella dejando fuera de su elaboración a otras carteras como la de Sanidad. En la última semana cuando se comenzó barruntar la retirada de la polémica ley, se han disparado los rumores de que el ministro podría dimitir de su cargo. Varias veces se la ha preguntado sobre su futuro y las respuestas siempre han sido bastantes enigmáticas, sin rechazar categóricamente la posibilidad. Hoy de nuevo se la ha vuelto a inquirir y ha afirmado que el lugar más adecuado para contestar a la pregunta será mañana miércoles en el Congreso de los Diputados.
Mañana se celebra la sesión de control al Gobierno y estaba previsto que varios grupos parlamentarios preguntaran al ministro de Justicia por la ley del aborto. Está previsto que a pesar del anuncio de retirada se mantengan las interpelaciones.
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