Propósito, cultura, marcas… pocas palabras tan relevantes y estimulantes para un momento como este, donde las certezas parecen desvanecerse. Aunque a veces estos términos, por su reiterado uso, se desgastan y pierden sentido, es crucial devolverles el lugar que merecen. Y este espacio que me brinda Dirigentes es la oportunidad perfecta para hacerlo.
Abramos fuego en esta sección destacando el poder transformador de repensar el propósito en cualquier organización. Antes de hablar de marcas, abordemos los básicos: el propósito como núcleo de toda estrategia sólida.
La nueva etapa de esta cabecera es la excusa perfecta para explorar este concepto. Dirigentes no se limita a un cambio de diseño, caras nuevas o enfoque editorial. Es un ejemplo claro, de cómo los negocios — incluidos los medios de comunicación — pueden y deben redefinirse a partir de un propósito sólido si quieren conectar y ser relevantes de forma auténtica con una audiencia exigente y ahí la nueva editora, Propós, ha hecho un ejercicio de redefinición que articula la brújula estratégica que guiará el nuevo rumbo.
Reinventarse no es solo una cuestión estética
Más allá de ofrecer información rigurosa sobre economía y negocios, se trata de alinear capacidades, habilidades y recursos con una visión estratégica. Este proceso, impulsado por la nueva dirección, refleja la esencia de cualquier proyecto de branding: definir qué lugar ocupar en el mundo y qué significar para sus audiencias. Eso es propósito, simple, sencillo y al pie.
Maquillaje o propósito real
En los últimos años, muchas empresas han utilizado el propósito como un concepto vacío, cubriendo con él prácticas tradicionales sin verdadera reflexión. Sin embargo, el caso de Dirigentes es distinto. Su evolución busca liderar una posición relevante y aportar valor diferencial a los nuevos directivos, construyendo desde su legado y trayectoria, sin traicionar lo que le ha traído hasta aquí.
Desde su fundación en 1986, la cabecera ha sido una referencia para líderes empresariales. Hoy, ese pasado no se abandona; se utiliza como plataforma para proyectarse hacia el futuro. Muchas marcas fracasan cuando intentan impostar una identidad desconectada de su esencia. Aquí, el reto ha sido encontrar ese equilibrio entre legado y transformación.
Pasar del propósito a la acción
Definir el propósito es solo el primer paso. A partir de ahí, hay que activar una maquinaria estratégica que genere impacto: atraer colaboradores, desarrollar contenidos relevantes y construir un relato alineado con los valores y necesidades de los lectores.
En un mundo cada vez más líquido, donde el conocimiento es clave, Dirigentes tiene la oportunidad de ser un referente intelectual que cierre brechas de información. Las marcas no se construyen solo por lo que dicen, sino por lo que hacen. Una estrategia eficaz requiere construir y desmantelar, avanzar y renunciar, con determinación y paso firme para conectar con las nuevas generaciones de lectores.
Desde la verdad
Solo desde la convicción se puede construir una buena plataforma de marca. Con el aval de una trayectoria y legado, consistentes su fundación en 1986, se puede capturar gran parte de la atención del directivo actual. No tenemos que romper con el pasado, tenemos que utilizarlo para proyectarnos desde él, hay marcas que traicionan lo que son y se embarcan en impostar algo que es fruto del zeitgeist no.
Al traer herramientas y conocimiento nuevo en un mundo cada vez más líquido se abre una ventana de oportunidad en la que Dirigentes puede ser propietario y patrimonializar el capital intelectual con el que resolver estas brechas de conocimiento.
Las marcas no se construyen por lo que dicen o expresan y sí por lo que hacen y activan. Ahora sí, justo en este momento, una vez puestos estos mimbres, está todo sobre la mesa para darle un aspecto que facilite la lectura y resulte atractivo visualmente.
De esto vamos a hablar en este espacio de cómo conectar con propósito y de sus tres pilares esenciales: relevancia, para conectar con lo que realmente importa a las audiencias; legitimidad, para sostenerse sobre una base creíble y coherente con su trayectoria; y diferenciación, para destacar en un entorno competitivo.