Con el aumento de los costes empresariales por la inflación, cada vez más dirigentes se plantean esta opción para mejorar las condiciones de sus empleados
La retención de talento en las empresas se está convirtiendo en un verdadero quebradero de cabeza en muchos departamentos de recursos humanos. En un momento en el que las subidas de sueldo no son factibles para las empresas debido al aumento de costes al que se enfrentan por la inflación, la retribución flexible, también conocida como salario en especie, se muestra como la mejor alternativa para crear valor añadido de cara a los empleados.
Se trata de un modelo de retribución a través del cual un empleado, de manera voluntaria, distribuye el cobro de su retribución en dos partes:una en efectivo, y otra a través de una serie de productos, derechos o servicios ofrecidos por la propia empresa, tales como seguro médico, cheque restaurante, cuidado de niños, formación y cursos, planes de pensiones, etc., que también están exentos de impuestos. “Más que fiscal, tiene un beneficio económico, porque las rentas en especie se valoran para el trabajador, por el valor normal de mercado y la empresa se va a reducir el coste. Es decir, la empresa tiene un menor coste salarial, pero el trabajador va a ver mantenido su sueldo”, aclara a DIRIGENTES José María Mollinedo, secretario general de los Técnicos de Hacienda (GESTHA).
De esta forma, una empresa puede ofrecer mejores condiciones de remuneración a sus empleados, sin necesidad de incrementar los salarios de los mismos. Es importante diferenciar la retribución flexible, que permite al empleado rentabilizar al máximo su salario; de los beneficios que ofrece la empresa, que están muy relacionados con la política de recursos humanos o el branding. Precisamente, los empleados son los principales beneficiados. Además de estar exentos de impuestos todos los servicios ofrecidos, lo que le permite tener una base imponible más baja, este modelo de retribución permite a los empleados decidir qué parte de su nómina quieren recibir en efectivo, sin llegar a superar el 30% establecido por la ley.
¿Qué se puede incluir en la retribución flexible?
La ley 35/2006, de 28 de noviembre, del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, define la retribución en especie en el artículo 42.1 como “la utilización, consumo u obtención, para fines particulares, de bienes, derechos o servicios de forma gratuita o por precio inferior al normal de mercado, aun cuando no supongan un gasto real para quien las conceda”. En cambio, si la empresa entrega una cantidad en metálico para la adquisición de dichos bienes, se considerará como retribución dineraria.
“Tienen que ser servicios relacionados con el trabajo”, añade Mollinedo. Por ejemplo, el transporte, el desplazamiento desde el domicilio hasta el centro de trabajo. “Un caso muy habitual son las aportaciones a planes de empresa”. El trabajador puede contribuir hasta igualar la aportación de la empresa, “sin superar los 8.500 euros anuales en conjunto”. Otro tipo de servicios como el abastecimiento de kW en los domicilios o los intereses ventajosos ofrecidos a empleados de la banca “no está incluido en el artículo 42, aunque sí han estado incluidos en los convenios colectivos. Estas ventajas no deducen en el IRPF”, puntualiza Mollinedo.
De esta forma, una empresa puede ofrecer mejores condiciones de remuneración a sus empleados, sin necesidad de incrementar los salarios de los mismos. Es importante diferenciar la retribución flexible, que permite al empleado rentabilizar al máximo su salario; de los beneficios que ofrece la empresa, que están muy relacionados con la política de recursos humanos o el branding.
Precisamente los empleados son los principales beneficiados. Además de estar exentos de impuestos todos los servicios ofrecidos, lo que le permite tener una base imponible más baja, este modelo de retribución permite a los empleados decidir qué parte de su nómina quieren recibir en efectivo, sin llegar a superar el 30% establecido por la ley.
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