Los riesgos de delegar por completo en la inteligencia artificial este verano

Por Jorge Herrero, Head of Technology & AI de Entelgy

Hemos presenciado en los últimos años un auge sin precedentes de la inteligencia artificial, que ha llegado a convertirse en una herramienta con cada vez más protagonismo en tareas de nuestro día a día. Sin embargo, con su creciente popularidad, también surgen las preocupaciones sobre su impacto y la necesidad de mantener una intervención humana constante. Un tema que resuena con gran intensidad en el periodo estival.

Con la llegada del verano, somos muchos los que anhelamos un merecido descanso, desconectar de las responsabilidades cotidianas y recargar las pilas. En este contexto, la tentación de dejar todo en manos de la IA es fuerte. Desde asistentes virtuales para planificar el viaje perfecto, hasta dispositivos inteligentes para mantener la seguridad del hogar y en funcionamiento mientras estamos fuera, la IA parece ser la aliada perfecta para este verano. Sin embargo, a pesar de todas estas capacidades, todavía enfrenta un desafío significativo: ganarse la confianza plena de los usuarios.

Y es que según la encuesta realizada por Entelgy el uso de la inteligencia artificial en diferentes ámbitos no supera los 6 puntos de confianza de los españoles. La intervención humana sigue siendo crucial, especialmente en áreas sensibles como la seguridad y el bienestar de las personas.

Esta misma encuesta refleja que existe una parte significativa de la población que aún no está familiarizada con la IA. Es más, solo el 31,7% de los españoles admite usar esta tecnología a diario, principalmente en actividades como la compra por internet o el uso de redes sociales. Esta falta de familiaridad, combinada con una comprensión limitada de cómo funciona realmente la IA, puede llevar a un uso inapropiado o excesivo de estas herramientas digitales.

Por ello, mantener el control humano en los sistemas de IA es fundamental para evitar una serie de problemas potenciales. Y es que, aunque la IA puede procesar datos y ejecutar tareas con precisión y velocidad, su falta de comprensión contextual y emocional puede llevar a decisiones erróneas. La intervención humana asegura que las decisiones críticas y las interpretaciones complejas sean manejadas con ética y juicio. De esta forma, la combinación de la eficiencia de la IA con la supervisión humana crea un sistema robusto y fiable, capaz de proporcionar resultados óptimos sin comprometer la seguridad y el bienestar de las personas.

Pero para que la IA se convierta en una herramienta capaz de conseguir la confianza de los usuarios, es esencial que los ciudadanos estén bien informados y capacitados sobre su uso. La falta de familiaridad y comprensión de esta herramienta puede llevar a un uso inapropiado, generando desconfianza y potenciales problemas de seguridad. Por ello, es imprescindible implementar programas educativos tanto a jóvenes como adultos, donde se enseñen aspectos técnicos de la IA y sus implicaciones éticas y sociales. Una ciudadanía bien informada será capaz de utilizar la IA de manera efectiva y segura.

La inteligencia artificial ha llegado para quedarse, ofreciendo numerosas ventajas y oportunidades. Sin embargo, dejar todo en manos de la IA, especialmente durante periodos de menor vigilancia como el verano, puede ser arriesgado. Este verano, recordemos que la tecnología, por avanzada que sea, siempre necesita de nuestro juicio y control para funcionar de manera óptima. La supervisión humana no solo es necesaria, sino que es fundamental para aprovechar al máximo las capacidades de esta herramienta de manera segura y responsable.

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