El metaverso de las ciudades inteligentes

En las dos últimas décadas hemos asistido a un cambio radical en nuestro modo de vida. Hasta 2009, vivían más personas en zonas rurales que urbanas. Hoy, alrededor del 55 % de la población mundial vive en pueblos y ciudades, y hasta el 70% se sumará a esta tendencia en 2050.

La rápida urbanización plantea retos críticos que, si no se abordan, pueden tener consecuencias catastróficas para los residentes urbanos. Las razones son sencillas: más gente genera más residuos, más tráfico y más contaminación atmosférica, al tiempo que ejerce una inmensa presión sobre los servicios públicos. Las altas concentraciones de población en una misma zona también provocan un aumento del coste de la vida, con lo que cada vez son más las personas en riesgo de caer bajo el umbral de la pobreza. 

Estos retos nos han obligado a trabajar juntos de forma más eficaz. Hoy disponemos de las herramientas adecuadas para afrontarlos: tenemos una oportunidad real de reescribir nuestro futuro con la ayuda de las nuevas tecnologías y la colaboración. 

Como comunidad mundial, nuestros valores han cambiado. El intercambio de conocimientos, el acceso a los datos y las sofisticadas redes que nos mantienen a todos conectados han ampliado nuestros horizontes. Creemos en un mundo en el que la electricidad sea el "rey", la salud y la seguridad un hecho y los servicios públicos sean fácilmente accesibles. Las ciudades inteligentes se han ido convirtiendo en nuestra visión colectiva del futuro a medida que este sueño se hace realidad. 

Nuestro mayor reto ahora es desarrollar un mayor control sobre estos entornos inteligentes, para que sirvan a las necesidades de sus ciudadanos, cambiando la forma en que trabajamos, vivimos nuestras vidas y cuidamos nuestro planeta. Junto a la ciudad inteligente, la próxima ola de innovación digital traerá mundos aumentados digitalmente, nuevas soluciones a los retos humanos y empresariales. Estas aplicaciones en las que lo digital y lo físico se fusionan se resumen bajo el término "metaverso". Existe un vínculo entre el metaverso y las ciudades inteligentes que es lógico, pero poco explorado, por lo que vale la pena repasar la historia de esa evolución. 

Fusión de nuestros mundos físico y digital

La población mundial aumenta en torno al 1% y es posible que en 2025 el 25% de la población viva en las 600 ciudades más grandes del mundo. En conjunto, las ciudades y los centros urbanos cubren alrededor del 2% de la superficie terrestre, pero consumen el 75% de los recursos disponibles. Esto muestra la magnitud del cambio que ya estamos viendo.

En las ciudades inteligentes, las redes van más allá de la simple conexión de personas y cosas. Se están desarrollando para ser adaptables y autónomas. En la ciudad inteligente, las redes conectan a todos y a todo, nivelan la brecha digital en toda la ciudad y permiten desplegar servicios digitales, como la asistencia sanitaria de nueva generación y las escuelas conectadas en red. 

Paralelamente, el metaverso nos permitirá desarrollar gemelos digitales, donde podremos probar sistemas y protocolos en un entorno digital (incluidas pruebas de ciberseguridad) que pondrán a prueba la durabilidad de la infraestructura digital existente sin afectar a los servicios del mundo real ni poner en peligro la vida humana. Podemos incluso crear gemelos digitales de ciudades inteligentes enteras en el metaverso para probar escenarios y simular desarrollos.

El metaverso tendrá un enorme impacto en la industria tecnológica. Pero son los casos de uso B2B los que ya están generando valor, mientras que el metaverso del consumidor aún no está a la altura de las altas expectativas. Se espera que para 2027 el tráfico de redes móviles XR (metaverso) supere el tráfico creado por el vídeo de los smartphones. La economía del metaverso podría alcanzar un valor de 8 billones de dólares en 2030 (Citi GPS). Sin embargo, para aprovechar al máximo el metaverso, es necesaria una transformación de la tecnología y de las redes subyacentes que la sustentan. 

El éxito del metaverso de la ciudad inteligente dependerá de que los desarrolladores de aplicaciones puedan innovar en toda la cadena de valor, impulsados por redes 5G (y 6G a partir de 2030) y de fibra de alta potencia. No hay metaverso sin una plataforma sólida y la capacidad de integrar aplicaciones tanto para la industria como para los consumidores. Ya se trate de una red fija, una red WiFi de última milla, una red móvil de última milla o una red empresarial, la evolución de estas redes será necesaria para captar el tráfico del metaverso. 

Si lo hacemos bien, el metaverso tiene el poder de mejorar nuestras vidas, no sustituyendo el mundo físico, sino mejorándolo. Los conocimientos y análisis del metaverso en los ámbitos de la sostenibilidad, la salud y la seguridad, el transporte público, la calidad del aire y las iniciativas de vigilancia son algunas de las formas de reducir costes y emisiones al tiempo que se aumenta la seguridad y la eficiencia. 

Desbloquear el verdadero valor para la industria 

El optimismo y los beneficios que ya estamos viendo en la industria deberían animar a las ciudades a adoptar plenamente el metaverso. Hasta el 58% de las empresas que tienen previsto entrar en estos metaversos ya han realizado algún proyecto piloto, y cada vez se entiende mejor que la tecnología aportará soluciones transformadoras para hacer negocios. 

La reducción de costes es un beneficio obvio y crucial en todos los sectores. La formación inmersiva sigue teniendo un enorme tirón para influir positivamente en los casos de uso empresarial y en la I+D virtual en muchos sectores. El mantenimiento visual predictivo y la investigación de la experiencia del usuario mejorada por la RX crean oportunidades para modernizar radicalmente sectores como la fabricación y la logística.

Impulsar el metaverso

El metaverso requerirá redes de alta velocidad y baja latencia que impondrán nuevas exigencias para ofrecer una experiencia de usuario envolvente y fluida para los servicios de consumo y los casos de uso industrial.

Ya estamos viendo cómo el creciente tráfico de red del metaverso está aumentando el consumo de ancho de banda y creando limitaciones de latencia para la XR y la red de acceso radio de los consumidores, mientras que el tráfico móvil también superará la capacidad de la radio para 2028. Los próximos cinco a diez años serán cruciales para satisfacer las demandas de red, y para afrontar estos retos se necesitará una transformación del acceso fijo, es decir, necesitaremos confiar en la fibra para conectar los dispositivos 5G y la red.

El reto al que se enfrentan ahora los proveedores de redes es cómo dar forma a un futuro en el que la resiliencia, la capacidad y la latencia cero de las redes se combinen con la flexibilidad y la adaptabilidad de la nube como servicio. Esta transformación es fundamental para aprovechar las múltiples oportunidades del metaverso. 

Conseguirlo solo es posible con la colaboración abierta, la cooperación y la creación de un ecosistema en expansión de clientes, desarrolladores y socios que compartan estándares abiertos y abracen un rico ecosistema multipartito. Por eso creo que podemos afirmar que vamos por buen camino y que el futuro del metaverso de las ciudades inteligentes es brillante.

Opinión

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