La sede de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) reunía a diferentes actores empresariales del panorama nacional y a otros de la Fundación ONCE para celebrar la jornada “Empresas del siglo XXI y la salud mental como reto”. Un evento cuyo objetivo era poner de manifiesto la gravedad de un mal que ya afecta al 6,7% de la población española según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Una jornada con un llamamiento común: que las organizaciones sean coherentes con sus valores y los perfiles que definen a la empresa y a sus trabajadores. Los costes directos e indirectos derivados de la salud mental en España equivale al 4,2% del PIB. Una elevada cifra que depende en gran medida de la estabilidad emocional no solo de los trabajadores, sino también de los empresarios, afectándoles indiscriminadamente.
La salud mental afecta social y económicamente al país
Así se exponía durante la primera mesa redonda enfocada a la salud mental y los derechos humanos para abogar desde el equipo directivo a fomentar la gestión emocional para también aumentar la productividad de la empresa. “El trabajo decente es bueno para la salud mental”, afirma la OMS, de hecho, un 30% más productivo.
Hablar de personas y sus circunstancias, dejando de lado el término “trabajador” para entender que, comprendido el entorno de cada uno de los componentes de la empresa, se acecha directamente al rendimiento del negocio.
El impacto de los problemas de salud en la empresa conlleva consecuencias nefastas para el conjunto de la sociedad. Por ello, expertos como Gregorio Saravia, delegado de Derechos Humanos y para la Convención del CERMI estatal, Nel Gozález Zapico, presidente de la Confederación Salud Menta y Alexis Hancevich, CEO de BQRC, apelan a la sensibilidad real y extrapolación a la realidad para paliar esta pandemia.
En España, según la OMS, el 9% de la población tiene algún tipo de problema de salud mental mientras que, el 25% se prevé que lo tenga en algún momento de su vida. Datos que en empleados y pensionistas se duplica mientras que, en el caso de las mujeres, son más del doble (un 9,2% del 6,7%) las que sufren ansiedad.
La formación de los directivos ante la salud mental en la empresa
Una realidad de la que no se está haciendo frente ni desde el sistema sanitario, ni público ni privado, ni desde los principales cargos de las empresas. “La gestión emocional es vital y los directivos carecen de esa formación”, afirmaba uno de los ponentes. “Depende más de la resiliencia o empatía que de lo preparado que se está.”
No se trata de “curar pacientes” sino de implantar un modelo que gestione la salud mental de los empleados. La segunda mesa redonda de la jornada, enfocada a la inclusión laboral y organizaciones más saludables así lo concluyó.
Se debe buscar una gestión de la salud de los trabajadores desde un punto de vista global, con programas con multitud de componentes capaces de desarrollar entornos para los trabajadores dependiendo de sus circunstancias. Porque etiquetar personas no está bien, de igual manera sucede con sus problemas.
No es un problema solo de las grandes empresas, también las pymes deben luchar contra ello. Los pequeños empresarios deben apostar por un equilibrio entre la organización, el entorno y las personas para que, de este modo, se pueda fomentar la promoción, prevención y restauración de las personas de la organización desde su salud mental.
La jornada concluía con la intervención de Fátima Báñez, presidenta de la Fundación CEOE y Alberto Durán, vicepresidente de la Fundación ONCE. Mientras la primera afirmaba que el mundo empresarial es el gran aliado para la lucha a favor de la salud mental, Durán abogaba por una alianza público-privada para formar e informa para terminar con esta lacra propia de sociedades avanzadas.
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