Siete ideas para ser ‘creativo’ en renta fija

La política fiscal recoge el testigo de la monetaria. Parece un hecho. Y la renta fija debe prepararse. El Brexit y la elección de Trump en EEUU, los denominados ‘populismos’, el descontento de la población con la austeridad… Muchos son los factores que empujan a un mayor gasto público, disparador que se prevé sea presionado con más fuerza al otro lado del Atlántico, pero del que ni Europa ni el resto del mundo van a ‘librarse’. Mejoran de su mano las perspectivas de crecimiento y las de inflación, impactando también directamente sobre una deuda soberana ‘sometida’ a los bancos centrales desde que estallara la crisis. Papel que aún resiste el cambio de paradigma a pesar de que la Reserva Federal (Fed) parece completamente embarcada en un ciclo alcista de tipos, y lo hace gracias al influjo de un Banco Central Europeo (BCE) y un Banco de Japón (BoJ por sus siglas en inglés) comprometidos con los estímulos. Sin embargo, el mercado descuenta que más pronto que tarde ambos comenzarán también a retirarse… sobre todo ante el descenso del riesgo político en el Viejo Continente. Todo esto, sumado a “la relajación del implacable aumento de la regulación podrían reactivar algunos de los ‘espíritus animales’ que han brillado por su ausencia desde la crisis financiera”, señala Paul Brain, director de inversión en renta fija de Newton, parte de BNY Mellon. Es evidente, reconoce, “que los temas fiscales serán muy diferentes para cada país, y que la respuesta de los bancos centrales también será variada. De este modo, es probable que la respuesta del mercado de renta fija sea igualmente diversa”. En este contexto, la firma anticipa “una volatilidad pronunciada en los mercados de deuda pública en las fases iniciales de 2017, seguida de un descenso de sus TIR más entrado el año, a medida que la economía global comienza a perder impulso. Los temores inflacionarios de los inversores podrían aumentar, y estamos convencidos de que los inversores en renta fija necesitarán ser más creativos”. Estas son sus siete ideas para serlo: Bonos del Tesoro de Estados Unidos ligados a la inflación (TIPS) Cuando caen las expectativas de inflación a largo plazo, estos títulos comienzan a presentar valoraciones atractivas. Así ocurrió a comienzos de 2016, al anticiparse que el abaratamiento del petróleo dejaría las cifras generales de inflación en niveles muy bajos. Una vez se estabilizaron los precios del crudo, concluimos que podrían permanecer durante un tiempo en un rango de fluctuación bien definido, pero bajo. Esto apuntaba a que la tasa de inflación interanual iba a comenzar a subir nuevamente (al desaparecer del cálculo las caídas de años previos). Asimismo, al quedarnos claro a comienzos de 2016 que la política monetaria estaba alcanzando su límite, comenzamos a anticipar un giro hacia el estímulo fiscal, que el mercado podría interpretar como más inflacionario. Concentrarse en países donde podrían recortarse los tipos de interés, y con baja probabilidad de un programa fiscal Si un país continúa tratando de mantener los tipos de interés bajos (o incluso recortarlos más si cabe) y no necesita recurrir a una combinación de estímulo fiscal y monetario, pueden mantenerse tendencias de mercado alcistas. Australia y Nueva Zelanda satisfacen este perfil. Posiciones en divisas distintas al dólar Tras un periodo prolongado de dinero fácil, seguido del colapso del principal activo de exportación de varios países, es evidente que existen diferencias entre naciones. Si a ello le añadimos la inevitable incertidumbre política, cabe esperar divergencias significativas entre la evolución de divisas individuales. Por ejemplo, la estabilidad política y económica de la Unión Europea y de países como Corea del Sur es una fuente de preocupación. Por otra parte, el valor relativo de divisas como el dólar australiano y la corona sueca podría ser atractivo si dejan de recortarse los tipos de interés y las materias primas se encarecen. Concentrarse en empresas susceptibles de beneficiarse de un aumento del gasto en infraestructura y de cambios impositivos Parece sensato invertir en la rentabilidad relativa de compañías capaces de ampliar su beneficio gracias al dinero adicional que podría destinarse a varios planes de infraestructura. Las empresas que se benefician directamente (como por ejemplo las cementeras) o quizá indirectamente (como los utilities) pueden emplearse para obtener exposición a esta tendencia cambiante en el ámbito del gasto. Las compañías de infraestructuras existentes, que podrían lograr capital adicional, también podrían ser atractivas desde esta perspectiva. Posicionamiento en la curva de tipos A medida que algunos países adoptan una combinación de políticas fiscales y monetarias acomodaticias, la subida correspondiente de las expectativas de inflación debería tender a elevar considerablemente la volatilidad en el extremo a largo plazo de la renta fija, mientras que los tramos frontales de la curva permanecen estables debido al mantenimiento de tipos a corto bajos. Pagarés a tipo variable (FRN) En algunos países subirán los tipos de interés a corto plazo. Los FRN tienen cupones ligados directamente a las tasas de efectivo, con lo que la renta que ofrecen también aumentará. Bonos de emisores bancarios Si la historia sirve de guía, cabe esperar que la mayor pendiente de las curvas de tipos y el recorte de las regulaciones, unidos a un mejor panorama de crecimiento económico, redunden positivamente en la rentabilidad de los bancos y en sus bonos.

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