La fragilidad de nuestro sistema económico y la necesidad de construir un mundo resiliente se posiciona como uno de los grandes retos actuales de la humanidad donde, además, el cambio climático tiene mucho que decir. Si sumamos estos elementos al hecho de que una mala gestión de los residuos también supone una amenaza para la salud y el medioambiente, surge un desafío que solo es posible superar mediante el desarrollo de estrategias encargadas de crear comunidades sostenibles a largo plazo. En este escenario, la economía circular se erige como una alternativa a disposición de individuos, empresas y gobiernos.
Este concepto se entiende como un sistema donde los productos están diseñados y optimizados para su reutilización y reciclaje. En otras palabras, una vía centrada en utilizar mejor los recursos, extrayendo su máximo potencial y evitando el despilfarro. Dejando atrás la famosa frase de ‘reducir, reutilizar y reciclar’, esta fórmula trata de ir más allá mediante un nuevo principio conocido como la generación ‘cero desechos’ que propone minimizar el impacto ambiental, promover el crecimiento económico y evitar la extracción de nuevas materias primas con las que fabricar productos que finalmente terminan en el vertedero. Para lograrlo, incorporan algunas ‘R’ más a la ecuación inicial como reparación, restauración, remanufactura y devolución a la tierra a través del compostaje.
Según datos ofrecidos por el Banco Mundial, el mundo produce más de 2.010 millones de toneladas de desechos cada año y, sin una acción urgente, se espera que esta cifra aumente hasta los 3.400 millones en 2050, motivada por el crecimiento de la población y la urbanización. En este sentido, desde Schneider Electric quieren trasladar un enfoque que va más allá, de forma que con sus operaciones no solo se limitan a contribuir al impulso de la economía circular, sino que también tratan de que sus partners sean más sostenibles en la medida en que la transición hacia una economía circular no solo beneficia el medioambiente sino también a los resultados de las organizaciones.
Tal y como destaca la directora de Sostenibilidad de Schneider Electric, Carolina Latorre, analizar de qué manera elaboraban y trabajaban sus servicios de principio a fin y los distintos stakeholders involucrados, les permitió tener “un mapa claro del ecosistema que conformamos y sobre el que podemos incidir”. Según explica, en este punto tomaron una decisión clave: “Ser activistas y darle un empuje central a la rueda” ya que, en su opinión, “la economía circular implica una transformación estratégica y no una mera iniciativa aislada donde solo incorporamos materiales reciclados en alguno de nuestros productos”.
Un viaje sostenible y sin residuos
Para hacer realidad este modelo circular, en Schneider Electric se han propuesto incorporarlo en su ADN a través de tres vías. La primera de ellas hace referencia a su modelo de negocio y sus propuestas de valor dirigidas a sus clientes que tratan de llevar a cabo mediante modelos locales de reutilización, reacondicionamiento, reparación, restauración y devolución.
En este punto, el potencial del Internet de las Cosas (IoT) les permite generar una conexión más eficiente y la digitalización de sus productos les aporta ventajas como el mantenimiento predictivo, la optimización del rendimiento, el leasing o la contratación por desempeño. En segundo término, la circularidad en sus recursos y desarrollo de productos, dos elementos entendidos como el nuevo eco-desing, proporciona diversas opciones como la maximización de la reutilización de recursos o el uso de recursos reciclados. Mientras que, en último lugar, con la circularidad en su Supply Chain la multinacional se ha propuesto llevar a cabo la generación ‘cero residuos’ en sus operaciones mediante la incorporación de una serie de objetivos basados en la reducción, reutilización y recuperación. Un ejemplo de ello es que el 99% del cartón y pallets que utilizan para el embalaje y transporte proviene de fuentes recicladas o certificadas, al tiempo que continúan estudiando las posibilidades de vida útil de estos pallets para lograr reducir la necesidad de compras adicionales.
Así las cosas, los esfuerzos de Schneider Electric han ido poco a poco generando sus frutos. En 2019, ganó el premio The Circulars 2019, en la categoría ‘Multinacional’, otorgado por el Foro Económico Mundial y el Foro de Jóvenes Líderes Globales. Este galardón reconoce sus esfuerzos por colocar la circularidad en el centro de su estrategia e innovación al haber conseguido a lo largo de 2018 el ahorro tanto de 40.000 toneladas de recursos primarios evitados en el consumo, como de 30 millones de toneladas de CO2.
Además, en la actualidad su portfolio de productos y soluciones está diseñado por y para una mejor gestión energética en todas sus aplicaciones. La compañía ha presentado recientemente nuevas gamas de interruptores hechos con materiales 100% reciclados, la gama New Unica y la Odace Sustainable, que también se han hecho con diversas distinciones que evalúan la circularidad de los materiales y productos, tales como la certificación sostenible Cradle to Cradle. Por poner un ejemplo, la gama New Unica integra mecanismos adaptados tanto para los espacios residenciales como comerciales, de fácil instalación y con funcionalidades IoT. Asimismo, en materia RSC también destaca la iniciativa Ambiplace, que ha sido incluida en el Catálogo de Buenas Prácticas en Economía Circular por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Se trata de un marketplace social dirigido al desarrollo de proyectos donde los productores y distribuidores de aparatos electrónicos donan sus excedentes de stock y devoluciones a ONG’s y centros educativos en un ejercicio de responsabilidad de prevención de generación de residuos.
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