El poder de la repregunta

El poder de la repregunta

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Tanto en el mundo del periodismo como en el de la empresa, la repregunta no es simplemente un recurso o una habilidad más, sino un hábito indispensable si queremos caminar hacia la excelencia en lo que hacemos. Un arte que, cuando se domina, puede abrir puertas a información que de otra manera permanecería oculta, proporcionando una profundidad y claridad imposible de obtener de otra manera.

La repregunta es, en esencia, una segunda oportunidad. Es la oportunidad de profundizar en una respuesta, de clarificar dudas, de explorar nuevos ángulos que no se habían considerado en una primera instancia. Es una herramienta de precisión que pocos utilizan pero que te permite ganar tiempo y aumentar tu grado de conocimiento en cada proceso de toma de decisión.

A lo largo de mi vida, me he encontrado con infinidad de periodistas que se limitaban a realizarme preguntas previamente apuntadas en sus libretas, disparando una tras otra sin pararse a pensar si la respuesta que yo les ofrecía era suficiente o no. Muy pocos repreguntaban y solo un puñado de ellos se atrevió en alguna ocasión a volver a repreguntarme. Su obsesión era, en la mayoría de las ocasiones, pasar a la siguiente cuestión para intentar tener “algo” de cada pregunta y cerrar satisfactoriamente su cuestionario.

Sin embargo, la repregunta debería ser, para cualquier periodista, una extensión de su compromiso con sus lectores, espectadores u oyentes. Una demostración de que no se conforman con la superficie de las respuestas, sino que están dispuestos a cavar más profundo para revelar la historia completa. En una era donde la información se consume rápidamente y a menudo sin cuestionar, la repregunta es un acto de resistencia contra la superficialidad y la aceptación pasiva. Una forma de reivindicar la reflexión y la realidad poliédrica de cualquier asunto. Por eso, me declaro admirador tanto de los periodistas que las ejercen en sus entrevistas como de los líderes empresariales que las utilizan en su día a día.

La repregunta requiere saber escuchar, no solo para responder, sino para comprender. Son el mayor aliado de la escucha activa que, a su vez, es el mejor instrumento para tomar decisiones acertadas. Requiere paciencia, para permitir que la conversación se desarrolle a su propio ritmo. Y requiere inteligencia emocional, para saber cuándo y cómo formular esa pregunta crucial que llevará la conversación a un nivel más profundo. De alguna manera, con esta oda a la repregunta que estoy realizando hoy a través de estas líneas únicamente pretendo que reflexionemos conjuntamente sobre la importancia de hablar menos y preguntar más, de escuchar con la intención de entender, y de nunca conformarnos con menos de lo que la conversación tiene el potencial de ofrecer.

Porque la repregunta no es solo la mejor forma de conseguir información adicional y valiosa; es la mejor forma de demostrar respeto por la verdad y por nuestro interlocutor. Es una invitación a la curiosidad, al aprendizaje y al crecimiento mutuo. Un recordatorio, en definitiva, de que la profundidad y la calidad de la información siguen siendo fundamentales para el éxito en cualquier campo, especialmente para periodistas, directivos o empresarios como tú.