Una política de sanciones cuestionable

Los conflictos internacionales son toda una lección de historia, política y economía. Y, por lo tanto, el caso de Ucrania y Rusia no iba a ser menos. Las relaciones entre los dos países han protagonizado las portadas de los periódicos día tras día desde hace un año y han incluido en su ‘tira y afloja’ a otras potencias como Europa y Estados Unidos.

Aunque la vía diplomática siempre ha sido la primera opción para la Unión Europea, lo cierto es que tanto Bruselas como Moscú han recurrido a las sanciones para intentar fijar su postura.

En el caso de Europa, la irritación llegó a tal punto que los jefes de Estado y de Gobierno optaron por llevar a cabo medidas de castigo económico contra Rusia.

A por la industria petrolera

Con estas acciones, tanto la Unión Europea como Estados Unidos, pretendían limitar así la financiación rusa y penalizar sectores como defensa y energía.

La UE impidió en verano que los principales bancos y empresas rusas accedieran a los mercados financieros internacionales. Esto obligó al banco central ruso a hacer frente a sus vencimientos de deuda a través de una inversión de 2.600 millones de dólares. Además, se espera que Rusia tenga refinanciar otros 4.300 millones.

En estos momentos, las sanciones afectan a 132 personas y 28 entidades. Entre los afectados hay nombres de peso para la economía rusa como los tres bancos más grandes del país (VTB, Banco de Moscú y Banco Agrícola), Gazprom o la mayor compañía naviera de Rusia. Si, finalmente Bruselas lleva a cabo una ampliación de las sanciones, la lista se ampliaría a 19 individuos y nueve empresas más.

Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, firmó en diciembre una ley que le permitía incrementar represalias contra los sectores de defensa y energía rusos si la situación no mejoraba. Estas medidas estaban diseñadas para paralizar las exportaciones y la producción de petróleo de las compañías rusas.

Guerra fría

Como contrapartida, el presidente ruso, Vladímir Putin, decidió vetar la importación de productos agrícolas y ganaderos de la Unión Europea.

Aunque, sin duda, la medida que más daño ha hecho ha sido el corte de gas a Ucrania. La decisión de Moscú ponía contra las cuerdas a la Unión Europea ya que importa el 39% del gas que consume de Rusia.

Efecto dominó

Curiosamente, las sanciones no han afectado solamente a las empresas de la antigua Unión Soviética. Dos de las energética más grandes a nivel mundial, la estadounidense ExxonMobil y la francesa Total, se vieron envueltas en la disputa al tener acuerdos multimillonarios con energéticas rusas.

Pero las sanciones no han implicado sólo una pérdida económicas para ambas partes. El castigo de unos y de otros ha impedido en muchas ocasiones que la vía diplomática funcione y el conflicto, por fin, encuentre una solución.

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