“Sectores como el de la automoción y la telefonía, de media han avanzado un 1500% en los últimos 20 años, y en el de la construcción, podemos casi asegurar, que hemos ido hacia atrás, porque no hay posibilidad ni de implementar tecnología. Las casas siguen siendo muy poco funcionales, caras y con un gran problema a la hora de acceder a ellas, que además se está convirtiendo en un problema social”, explica José Ángel Saiz, el director técnico de Cyberhut, una compañía que nació con el objetivo de generar economías circulares, dándole un giro al sector inmobiliario mediante la creación de casas que mejoran la calidad de vida de sus habitantes.
El objetivo es que la vivienda se relacione de una manera mucho más sostenible con el entorno. Así, buscan materiales que tengan un largo periodo de vida y un nivel de autonomía muy alto, que permitan ser más racionales a la hora de gestionar la energía. “Tenemos hasta cuatro o cinco días de autonomía. En búsqueda de esta autonomía, el agua de la ducha y del lavabo lo reutilizamos después de ser parcialmente depurado”, explican desde la compañía. Y añaden: “ Tenemos sistemas de cultivos hidropónicos para generar nuestra propia comida eliminando CO2, porque los alimentos recorren 3000 kilómetros para llegar a nuestra mesa y en el proceso, además, se ahorra un 95% de agua por lo que es mucho más eficiente”.
Para que las casas sean seguras, están prácticamente blindadas con sistemas de seguridad pasiva, seguridad antisísmica, anti huracanes, y están elevadas, con lo cual también quedan protegidas de posibles inundaciones. Además, están resguardadas de los campos electromagnéticos con pinturas específicas para ello. Tienen cámara de reconocimiento facial y alarmas anti intrusión. Otro nivel de seguridad tiene que ver con los contaminantes: “La gente no conoce que hay de dos a cinco veces más contaminantes dentro de casa que fuera, así que nuestros hábitats van acortando nuestra esperanza de vida. Para evitarlo hay que usar materiales más respetuosos y sobre todo, purificar el entorno en el que vivimos. Tenemos filtros HEPA y otros sistemas que hacen que durmamos prácticamente en una burbuja de oxígeno”, cuenta el director técnico de la compañía.
NFT para invertir
Además, la casa identifica el estilo de vida a través de Neurohome, que es el sistema operativo que nace de un NFT que le da identidad: “Todo lo que hacemos de manera física también lo hacemos en nuestro propio metaverso. Generamos diferentes tokens, que son piezas de la vivienda. Esto nos sirve para monetizar, porque habrá gente que lo compre como una inversión y otros estarán orientados al pago por uso”, señalan desde Cyberhut. A medida que la vivienda va conociendo a su inquilino, va proponiendo la gestión de la compra, rutinas de entrenamiento, ofertas de ocio…
La producción de estas casas está basada en el just in time, está asignado todo por lotes y las fabrican en los astilleros de Santander. José Ángel Saiz cuenta que “esto parte de una premisa básica que son las economías de escala que en la construcción no se dan. O sea, cuanto más produces, más caro te sale porque no hay mano de obra cualificada, no se repiten procesos. Nosotros pretendemos que esto cambie”.
La pandemia, que ha sido el detonante de la creación de esta vivienda, ha traído un cambio en los usos y sobre todo un cambio generacional. Por eso, este proyecto persigue espacios flexibles: una estancia puede ser una habitación en la que solamente se duerme, y mientras, se convertirla en un gimnasio o en una oficina.
El futuro de la construcción
Saiz explica que la gente podrá comprar una vivienda e implantarla donde quiera porque tiene carácter móvil. Va por módulos, es escalable y se puede construir en altura. Actualmente trabajan en la creación de metacolonias: comunidades que están en contacto con la naturaleza, bien comunicadas y que se conciben como una plataforma de desarrollo personal y profesional: “Queremos orientarnos a nómadas digitales pero con la voluntad de avanzar a todo tipo de necesidades. La idea es empezar a escalar estas metacolonias en los próximos dos años”.
La tecnología además juega un papel muy importante porque va orientada a la sostenibilidad: “La construcción es de los sectores que más dióxido de carbono genera, y sobre todo, el uso de las viviendas en el día a día. Esto ocurre porque se construyen sin pensar en los 8.000 millones de personas que somos en el mundo. Nosotros pretendemos ser una plataforma orientada a mejorar la vida de las personas y en concreto, sus hábitats”
Finanzas>Vivienda